El fichaje de Gareth Bale por el Real Madrid centra toda la atención de los blancos en el presente mercado de fichajes. Y es que en el Bernabéu no queda mucho más por hacer.
La mayoría de las salidas (más allá del caso Coentrao) están cerradas y en cuanto a la llegadas no habrá ninguna otra más que la del galés del Tottenham. Bale lo es todo para los blancos. Pero eso no signifca que Bale vaya a acabar este verano en el Real Madrid.
Como explica ‘El Economista’, la postura de los blancos en este asunto es clara y está definida en varias opciones. La primera, la más deseada y por la que se trabaja a toda máquina en las oficinas del Bernabéu es la de cerrar su incorporación inmediata.
Dicen desde la zona noble del Paseo de la Castellana que en pocas ocasiones se darán tantos factores a favor de su fichaje.
Desde lo altos ingresos que ha conseguido el Real Madrid este verano por las ventas (75 millones) hasta las presiones del jugador a su presidente pasando por la llegada de Ancelotti a la capital, todo son elementos que suman para que el galés acabe vistiendo de blanco. De ahí esta dedicación para verlo en sus filas.
Pese a ello, la empresa es complicada. Al otro lado de la balanza se encuentran las altas pretensiones del Tottenham y la delicada posición del futbolista, incapaz de declararse públicamente en rebeldía para marcharse de un club que se lo ha dado todo y con el que está en deuda.
Así pues desde Madrid no se descarta que Bale se les escape este verano. Pero para esta alternativa hay plan B. Plan B que se basa en el contrato que tiene Bale firmado con su actual equipo. Al galés le restan tres temporadas con el equipo de White Heart Leane, hasta el 30 de junio de 2016.
Si su fichaje esta temporada fuese imposible, se esperaría al próximo curso, cuando al jugador le restasen ya sólo dos temporadas para acabar su contrato, para tratar de incorporarlo al club.
Esta situación, como es obvio, abarataría notablemente su salida del club. Porque ante este escenario el Tottenham se encontraría frente una disyuntiva peligrosa.
Negarse a venderlo lo acercaría al último año de contrato, fecha a partir de la cual tendría casi que ‘regalarlo’ si no quiere ver como el jugador se le marcha de Londres a coste cero 365 días después.
Teniendo en cuenta que Bale quiere jugar en Madrid, que el futbolista tiene sólo 24 años (quedaría libre con 27) y que Cristiano Ronaldo renovará en breve (lo que evita las prisas para encontrarle un recambio), los merengues cuentan con el factor tiempo a su favor.
Es por eso la paciencia podría convertirse en su mejor aliado ante una operación con doble cara. Por un lado, la de querer cerrarla cuanto antes, pero por otro, la de tener margen suficiente para esperar en caso de que el futbolista no pueda vestirse de blanco este mismo verano.