Por fin llegó la gran cita, la final de la Copa del Rey. Mestalla acogía un año más la fiesta del fútbol español, la fiesta en la que Barcelona y Real Madrid se disputarían el trofeo entregado por el rey Juan Carlos.
Los onces de ambos equipos presentaban novedades y sorpresas. Finalmente, Bartra pudo formar parte de la zaga defensiva del Barcelona junto con Mascherano de inicio, mientras que Ancelotti optó por su variante más ofensiva con la inclusión de Isco en lugar de Illarramendi en el centro del campo.
Rodó el balón en Mestalla y ambos equipos parecían decantados a mantener la posesión de balón para desgastar al rival poco a poco. Las primeras ocasiones claras las tuvo Gareth Bale con dos disparos que se fueron fuera por poco, uno con cada pierna.
Di Maria materializó una gran ocasión en el minuto 10, cruzando con su pierna izquierda el balón a la portería de un Pinto que tocó el balón, pero que no sirvió para evitar el gol merengue.
El Barcelona tenía que remar a contra corriente y Jordi Alba tuvo la opción de igualar el partido antes de llegar la media hora de partido con un cabezazo que detuvo Casillas con tranquilidad.
Poco a poco, el Barcelona se iba haciendo con el monopolio de la posesión del esférico y al Madrid le costaba tapar todos los huecos que producían los jugadores blaugranas. La gran movilidad de los laterales y de un gran Iniesta ponían en apuros a los madridistas.
El guión del partido parecía estacionarsee, con un Madrid esperando en su área la oportunidad de salir a la contra, con el Barcelona teniendo el balón. Messi, con un tiro cruzado, llevó el temor a la grada merengue, pero su tiro se perdió por fuera.
Con esto llegamos al descanso. Ambos técnicos seguro que tenían mucho que decir a los suyos. El Tata cambió a Jordi Alba, lesionado, por Adriano nada más arrancar la segunda parte.
Bale tuvo otra ocasión de meter gol con un tiro raso que se fue por el lateral de la portería de Pinto. El Barcelona se desesperaba con las ocasiones que no le acababan de llegar y el Madrid se sentía cómodo en ese rol de defender y salir a la contra, donde ocasionaba muchos problemas a la defensa culé.
Cuando el Madrid parecía más dirigido a levantar la Copa del Rey, apareció Marc Bartra con un cabezazo ante el que nada pudo hacer Casillas. Justo antes, se había anulado un gol a Gareth Bale, pasamos de un posible 0-2 al 1-1.
Este gol dio muchísimo oxígeno al Barcelona, que parecía tener las cosas más claras en ataque. Oxígeno que parecía faltarle al Real Madrid, que no tenía las ideas claras en ataque, aunque se mantenían enteros en defensa. Precisamente cuando peor pintaba el panorama para los de Ancelotti, Modric sacó un disparo desde la frontal del área que tocó en el palo derecho de la portería de Pinto.
Una épica cabalgada de Gareth Bale, que se zafó de Bartra con una zancada impecable, le sirvió para batir a Pinto en el que fue el golazo de la Copa del Rey. Con ese gol, Ancelotti decidió cambiar a Di Maria por Illarramendi y a Isco por Casemiro.
Neymar tuvo la ocasión de volver a empatar el partido, pero su tiro con acabó en un palo al que Casillas le dio las gracias tras la ocasión del brasileño. Varane entró por Benzema, Ancelotti quería cerrar el partido de una vez, la Copa estaba cerca para los blancos.
Finalmente, el Madrid se proclamó campeón de la Copa del Rey sin Cristiano Ronaldo y con una actuación muy meritoria en ataque y en defensa. Ancelotti ganó al Tata en lo táctico y se llevó su primer título en España.