Iker Casillas no está pasando su mejor momento en el Real Madrid. El debate surgido la temporada anterior con el cancerbero Diego López debilitó la relación de parte de la grada con el portero blanco. Un divorcio que se ha sentido patente en el derbi.
La actuación de Casillas durante el Mundial sirvieron para demostrar que el estado anímico del de Móstoles no era el mejor posible, así como sus virtudes anteriormente exhibidas parecían menguarse.
La final de Champions fue el colofón a una insuficiente campaña. Dado que un otro error del meta blanco significó el tanto de los rojiblancos en la final de Lisboa. Un contratiempo solventado con la remontada.
Esta noche, el primer gol del derbi ha vuelto a tener como protagonista al cancerbero, inmóvil en el área ante el cabezazo de Tiago.
Un calco de los últimos tantos recibidos por los blancos frente al Atlético. Servicio al primer palo donde nadie sale, incluyendo a Casillas, y el cuero se aloja en la portería blanca.
Este testarazo ha supuesto que la grada se dividiera entre los detractores del mostoleño y sus seguidores, entre los incipientes silbidos a Casillas para pasar a los aplausos, inicialmente más tímidos.
Todo ello asoma en este curso, justo cuando se cumplen sus 15 años protegiendo el arco de Chamartín.
