El diario que dirige Alfredo Relaño llevó a portada que el central andaluz se desdijo de lo que había dicho previamente
«Yo no tengo que pedir perdón ni mucho menos porque no me arrepiento de lo que he dicho porque desde mi punto de vista es una verdad como un castillo», eran las palabras de Sergio Ramos tras el partido de España ante Bielorrusia. El central quiso matizar que las declaraciones que hizo días antes sobre el compromiso con la selección española las sigue pensando y para nada va a rectificar por lo dicho, porque según el sevillano, se reafirma.
Ramos reitera lo dicho: «Dije una verdad como un templo, quien se sienta ofendido es su problema»
Las palabras de Sergio Ramos trajeron cola, una polémica que se originó tras tirar de las orejas a algunos de sus jugadores y poner en entredicho las lesiones que algunos como Cesc Fábregas o Diego Costa alegaron para marcharse o directamente no ir concentrados con la Roja. Tras el buen partido de España contra Bielorrusia, Ramos quiso dejar claro que sigue pensando lo mismo:
Sergio Ramos: No voy a crear más debate pero evidentemente no me arrepiento de nada y cuando dije la palabra compromiso era un mensaje general y global no iba para nadie individual como se ha manejado
Y mostró su enfado ante la portada del periódico AS, que le tachaba de haber reculado en su opinión:
Sergio Ramos: No voy a volver a crear polémica pero no me gustó la portada de un medio que decía que me contradecía cuando precisamente no lo había hecho. Quien se sienta ofendido es su problema, no es el mío y si la gente o la prensa señala a ciertos jugadores, no es mi problema. Yo no tengo que pedir perdón ni mucho menos porque no me arrepiento de lo que he dicho porque desde mi punto de vista es una verdad como un castillo. Las vueltas que le quieran dar, eso ya la gente no yo. Puede ser que se haya querido sacar de contexto quizá un medio que se haya puesto celoso porque no se lo he dicho a él, pero no me arrepiento de nada, todo lo contrario, lo que dije es una verdad como un templo y yo voy a morir con la verdad por delante