Pep no renuncia nunca a ninguna ganancia y sólo da la cara cuando es gratis
La figura de Pep Guardiola se mantiene firme en su condición de personaje controvertido.
Cuando se marchó al Bayern de Múnich varias fueron las voces que pensaban que el de Santpedor saldría progresivamente del círculo de polémica que le acompañó en la época blaugrana. Se equivocaron (Graciano Palomo le refresca la memoria a Guardiola: «En el Mundial del 90′ era el más engalanado, ¡que devuelva la pasta que cobró!»).
Cada poco tiempo Pep emerge con fuerza para protagonizar, voluntaria o involuntariamente, alguna polémica.
La última ha sido su decisión de presentarse a las elecciones del 27-S en Cataluña como último de la lista de coalición independentista ‘Junts per sì’. Este paso por la separación de Cataluña del resto de España le ha llevado a ser objeto de fuertes críticas. Una de ellas, la de un antiguo amigo (Guardiola: «El afecto a Laporta es muy grande»).
Salvador Sostres escribe este 21 de julio de 2015 en ABC sobre la decisión del que era su confidente en el Barça.
Lo hace con dureza, criticando la figura personal del entrenador y, de paso, desvelando su cara B, ésa que está plagada de, según el columnista, filtraciones interesadas, hipocresía, episodios de tensión con su la plantilla del Barça o ejercicios de deslealtad hacia su descubridor, Johan Cruyff.
Sostres afirma que no le sorprende la decisión de Guardiola de presentarse a los comicios catalanes tras haber defendido la camiseta de la selección española porque:
«Pep no renuncia nunca a ninguna ganancia y sólo da la cara cuando es gratis».
Así, cita episodios en los que no dio la cara porque pudo tener consecuencias para su carrera, como cuando despidieron a Cruyff o no le invitaron a marcharse como presidente de honor del Barça.
En otras ocasiones, insiste el periodista, ha dado palos sin dar la cara porque era mejor vestirse de «cinismo» criticando a los árbitros sin criticarlos o acusando a los jugadores de la debacle culé en sus últimos años blaugrana sin que pareciera que los estaba señalando.
Además, añade Sostres, Guardiola no daba entrevistas:
«Pero se ocupaba de filtrar sin el menor rubor (…) desentendiéndose encima de su filtración si luego generaba escándalo».
Ccomo le pasó al propio redactor de ABC cuando le contó que Rosell ofreció a Laporta vender a Ronaldinho al Chelsea y repartirse parte del traspaso. Sostres lo publicó y Rosell lo denunció.
«El propio Rosell retiró [la querella] cuando comprendió de dónde y cómo había salido la información, y con qué cinismo Guardiola, que todo lo había provocado, pretendía pasar, una vez más, como la señorita inmaculada».
Actitud que ha hecho que Pep se gane algunos enemigos, como los jugadores del Barça, quienes, según Sostres, montaron en cólera cuando se filtró la opción de que Guardiola volviera al banquillo culé.
«[Estaban] hartos de que uno de los tipos más vanidosos y falsos que ha dado la democracia catalana les usurpara su trabajada gloria».
