Su contrato finaliza en 2018 y ponerlo en el mercado ahora permitiría sacar una buena tajada económica por un futbolista del que se duda vuelva a ser lo que era
Dudar de Ronaldo no es una falta de respeto, sino todo lo contrario. Al que ha sido el más grande hay que exigirle como tal. Le sucedió a Figo, Zidane o Roberto Carlos, por poner tres ejemplos de jugadores de otro planeta que han vestido la camiseta blanca en los últimos veinte años.
Dieron tanto y tan bueno al Real Madrid que siempre se pensó que sería así, pero el paso de los años no perdona a nadie, se llame como se llame. Aunque se llame Cristiano.
El Real Madrid se encuentra en un periodo de reflexión de cara a la próxima temporada. En el Bernabéu empiezan a mascullar la opción de someter a un profundo cambio a su plantilla de cara a la próxima temporada.
Mutaciones con altas y bajas de notable peso y en las que, para conseguir las primeras (gustan hombres como Hazard, Lewandowski o Pogba), hay que definir la segundas. Un apartado, el de las posibles ventas, en el que existen varios dilemas. Uno de los fundamentales es a qué galáctico vender, si Cristiano Ronaldo o Gareth Bale.
La cadena estadounidense de deportes ESPN cita fuentes del equipo blanco para aseverar que en el club de Concha Espina este dilema centra, a día de hoy, el debate sobre las bajas que dar el próximo curso. Un debate con muchas aristas y perspectivas.
Desde el punto de vista de la lógica deportiva e incluso personal, todo apunta a que la marcha de Cristiano sería la más factible, toda vez que el delantero ya ha contactado (a través de su agente, Jorge Mendes) con el PSG y, además, se ha dejado querer por el Manchester United.
Con 30 años a sus espaldas, en la capital saben que a CR7 no le queda mucho fútbol de alta calidad en sus botas.
Su contrato finaliza en 2018 y ponerlo en el mercado ahora permitiría sacar una buena tajada económica por un futbolista del que se duda vuelva a ser lo que era.
Además, y de ahí la corriente personal, no parece que las relaciones entre el máximo goleador de la historia blanca y Florentino Pérez atraviesen por su mejor momento. Si a ello se le une la tensión que mantiene con Rafa Benítez, el resultado es una operación viable, que no sencilla.
Porque desde el punto de vista de la imagen del club, la salida del portugués sería un asunto difícil de gestionar ante su propio público y ante los responsables de marketing de la entidad, sabedores de que las cuentas blancas dependen, en gran medida, de los ingresos que el portugués genera él solito.
Desde este punto de vista, la marcha de Bale no estaría mal considerada. El galés suma su tercera temporada en la capital y, pese a todo, no ha logrado adaptarse aún. Apenas tiene amigos de verdad en el vestuario y el público no le ha idolatrado jamás al nivel de otros hombres coetaneos en su fichaje como Isco o James.
Para colmo, el Manchester United parece dispuesto a poner más dinero por su fichaje que por el de CR7, lo que haría interesante su salida para recuperar los 101 millones de euros invertidos en él.
El problema es que muchos en el palco lo ven como el verdadero sustituto de CR7. Entre ellos, el presidente, un Florentino Pérez que apostó por él personalmente y que tratará de protegerlo (como hizo en su día con Benzema). Un asunto en el que la opinión del ’11’ será también importante.
A día de hoy, el entorno del crack no ve con malos ojos el retorno a las Islas para triunfar en un fútbol que todavía lo idolatra. En todo caso, el club espera sacar una notable ‘tajada’ económica con la que reforzar su plantilla con nombres de estrellas que unirse a la nueva ‘galaxia’ blanca, la que comenzará a ‘refundar’ el club a partir del próximo verano.
