Xabi Alonso abrió el marcador de falta, con mucha suerte y un rebote
Había que sufrir, y se sufrió. Había que aguantar, y se aguantó. Había que pasar, y el Atlético está en su tercera final de Copa de Europa, segunda en dos años. El Bayern es mucho equipo y lo demostró, pero los de Simeone nunca se arrugaron y nunca dejaron de creer, por eso estarán el 28 de mayo en la final de Milán.
El Atleti del Cholo Simeone deja con un palmo de narices en Champions al Bayern de Pep Guardiola y está en la final de Milán pese a perder en el Allianz (2-1).
Lo está gracias al gol salvador de Griezmann poco después de la reanudación.
Los multimillonarios y multinacionales jugadores de Guardiola fueron un vendaval, un ciclón, un huracán, cualquier fenómeno que implique que corres peligro, pero el Atlético, como una sociedad de hormigas perfectamente conectada entre todos sus miembros, sobrevivió a la tormenta.
En la primera parte, los del presumido Guardiola asediaron al Atlético. El monólogo del Bayern parecía no tener fin y Oblak mantenía a los rojiblancos hasta que Alonso le batió en una falta que rebotó en Giménez.
Pero el esloveno, sobresaliente todo el partido, apareció para detener un penalti a Müller y evitar el 2-0.
Con estas, encerrado en su área, llegó el Atlético al descanso. Simeone dio entrada a Carrasco por Augusto y el Atlético se estiró, tanto que Griezmann acercó a los de Simeone a la final tras batir a Neuer.
Lewandowski dio vida al Bayern, al que salvó Neuer antes de tiempo con un penalti detenido a Torres.
Los alemanes morirían en el área de un Atlético que, fiel a su estilo, sufrió hasta el final para llegar a la final del próximo 28 de mayo.
