Posiblemente, Cristóbal Soria vivió su noche más dura en El Chiringuito de Pedrerol después de que el Sevilla cayera derrotado por un doloroso 5-0 con el Barça en la final de Copa del Rey disputada en el Wanda Metropolitano.
El colaborador llegó totalmente hundido. Como un niño pequeño a quien le acaban de quitar un juguete. «Qué vergüenza de verdad, qué vergüenza. Con el día que hemos pasado de sentimientos, de sevillismo, de gloria bendita… Ver a gente abandonando el estadio en el minuto 45… Es una falta de respeto absoluto al escudo y a la camiseta», decía secándose las lágrimas. «Ha sido una humillación muy grande», según recoge ecoteuve.
Instantes después, Cristóbal tenía que abandonar el plató porque no podía contener la emoción: «Perdóname». Fue Quim Domènech, precisamente su ‘rival’, quien se levantó tras él para abrazarle: «No soy nadie ni represento a nadie, pero desde que Soria ha entrado aquí, no dejo de recibir mensajes pidiéndome que le anime».
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