El patinador consigue una puntuación de 273,90

El español Javier Fernández, campeón del mundo de patinaje

Y, a pesar de una caída, se convierte en el primer oro español de la historia

Exhausto, casi sin respiración y sin sonrisa salió Javier Fernández de la pista. Le tuvieron que ayudar a ponerse la chaquetilla mientras lo acompañaban al asiento donde le darían las notas.

Por su cabeza, y por las de todos los asistentes en el Mundial de Shanghái, su programa largo, con una caída y algunos nervios sobre el hielo.

Pero se recompuso y terminó el Barbero de Sevilla con una contundencia que le valió 181,16 puntos, más lo que había conseguido en el programa corto: 273,90. Campeón del mundo. El primer oro español de la historia.

Lo tenía difícil, como siempre que compite con su compañero de entrenamientos, Yuzuru Hanyu. Sin embargo, su amigo y también campeón olímpico y defensor del título, no tuvo su mejor día.

Tampoco fue el mejor progama del español, que sufrió los nervios de saberse muy cerca si lo hacía bien.

En la memoria, los dos oros europeos y los dos mundiales anteriores en los que terminó tercero, un bronce descomunal para un español que luchaba con las clases particulares, las jornadas de puertas abiertas y los cumpleaños en la pista de patinaje de Majadahonda antes de emigrar a Canadá.

Pero el programa corto del viernes le dio alas para soñar, y caracterizado para la ocasión del Fígaro de El Barbero de Sevilla en el programa libre se recompuso de la caída y tensó las piernas para pulir una coreografía que le reportó un total de 273,90 puntos por parte de los jueces, por los 271,08 del japonés.

«Ha sido muy duro, estos chicos están en un grandísimo nivel. He trabajado mucho, pero no creí que sería capaz de ganar a un campeón olímpico. Todavía no me lo creo. Me ha dicho que está muy contento por mí, es un gran amigo y un estupendo patinador. Y espero que estemos juntos muchos años porque aprendemos mucho uno del otro. Todavía necesito creerme esto que acaba de pasar».

Y lo estaría aún más cuando vio que el himno español sonaba en su honor en el pabellón chino. Con 24 años vuelve a escribir otra página de historia, de su historia, que quiere que se multiplique con su ejemplo de que sí se puede.

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