Se trataba de un lunar cancerígeno del que Horton ha terminado tratándose y curándose
Un aviso a tiempo puede salvarte la vida. Esa es la moraleja de la historia del nadador australiano Mack Horton, oro olímpico en la prueba de 400 metros libres de los pasados Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Porque eso, un aviso temprano, fue lo que recibió Horton de un aficionado que, con muy buen ojo, se fijó en uno de los lunares de su pecho.
Al verlo, este aficionado lo comparó con fotografías antiguas del nadador y se percató de que había crecido. Y mucho.
Entonces, decidió escribir un correo electrónico al médico del equipo de natación australiano avisándole de su observación.
Bingo. Se trataba de un lunar cancerígeno del que Horton ha terminado tratándose y curándose.