"No tengo novio pero sí pretendientes"

Garbiñe Muguruza, mucho tenis, bonitas piernas y pocos novios

"Ahora estoy más expuesta, todos me observan. Es el precio del éxito"

Garbiñe Muguruza, mucho tenis, bonitas piernas y pocos novios
Garbiñe Muguruza con Feliciano López. WB

A ratos lo disfrutas y a ratos lo sufres. Agota, estresa... Pero me encuentro en una posición fantástica y no me voy a quejar

La tenista española apabulló este 15 de julio de 2017 a a Venus Williams en la final de Wimbledon. Garbiñe se exhibió ante su rival con un doble 7-5 y un 6-0, derrotó en el All England Lawn Tennis and Croquet Club a una de las mejores jugadoras de todos los tiempos.

A sus 23 años, esta española nació en Venezuela es una amante de los coches y la repostería. Garbiñe, ¿y de novios qué?

«Pretendientes sí tengo, pero novio… ¡nada! ¡Chicos, despertad!», comentaba a Hola hace poco, demostrando que cuenta con un gran sentido del humor. Pero ya en serio tiene claras sus prioridades en este momento:

«El tenis, y en el futuro formar una familia, tener una casa y poder pasar en un sitio más de tres semanas seguidas. Vivo en un hotel, en un avión y viajo con tres maletas».

No tendrá novio pero ha ganado solo en premios más de 11 millones de dólares (sin contar esta final que acaba de ganar) y se lo pasa en grande con sus compañeros del circuito, como Feliciano López, con quien se lleva de maravilla.

Garbiñe nació en Guatire, Venezuela, el 8 de octubre de 1993. Su padre es vasco y su madre venezolana, algo que le hizo dudar si representaba a un país u otro. Se decantó por España hace dos años, participando en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro defendiendo la bandera española.

Pasó su infancia jugando al tenis. Primero en Venezuela, donde iba a un club de tenis caraqueño los fines de semana con sus padres. Y después, en España, al mudarse con tan solo 6 años, donde se ha formado en la Academia Bruguera de Barcelona, bajo la tutela de Alejo Mancisidor.

La pupila de Conchita Martínez (única ganadora española de sigles en Wimbledon hasta la fecha) es una apasionada el deporte, sin embargo, también se divierte en la cocina. Se declara golosa confesa, intentando frenarse ante los dulces para no cometer excesos.

Además, es melómana y desde su entorno dicen que sabe una barbaridad de música. Le gusta David Guetta, cuya música escucha antes de salir a la cancha. Pero le fascina Entre dos aguas de Paco de Lucía, canción que escucha cada mañana a modo de despertador.

La tenista es una gran amante del motor. Le encantan los coches y cuando el circuito femenino le da un respiro, conduce un Porsche todoterreno que ella misma tuneó. También se interesa por el mundo de la moda y cuando se quita la ropa de tenis viste con vestidos cortos, ajustados y con ‘stilettos’, luciendo sus largas piernas.

«Cuando me quito el chándal me pongo casi de Oscar, no tengo término medio».

«Me viene de familia, el sueño de mi madre era ser diseñadora».

Entre torneo y torneo, una de sus grandes pasiones es viajar. Ha visitado casi todo el mundo como parte del circuito profesional donde compite pero también los hace por ocio. Marrakech, París y Tailandia son algunos de sus destinos preferidos.

También revela que lo que peor lleva del duro circuito de tenis, en el que los torneos y los viajes se suceden, es la soledad que le acompaña.

En la pista es una de las tenistas más buscadas de la competición. Su imagen cuando compite tiene que ver con Stella McCartney. La hija de Paul McCartney es la encargada de diseñar los exclusivos trajes de Adidas que luce en los campeonatos.

De carácter fuerte y ganador, Muguruza se desmarca del prototipo de tenista actual. Se declara «un poco rebelde», aunque reconoce que eso «va con la edad».

De momento, nadie parece haber conquistado el carácter de la tenista, ya que no se le conoce ningún novio y ella ha declarado que, ahora mismo, no le interesa tener relación sentimental alguna.

BBVA es una de las compañías que se han visto atraídas por su imagen. La entidad bancaria la ha convertido en la primera mujer embajadora permanente de su firma. También cuenta con el apoyo de Babolat, la marca de raquetas, y está representada por IMG, una de las agencias de representación más poderosas del mundo.

«Ahora estoy más expuesta, todos me observan. Es el precio del éxito», desveló a Papel sobre esta alta exposición pública.

«A ratos lo disfrutas y a ratos lo sufres. Agota, estresa… Pero me encuentro en una posición fantástica y no me voy a quejar».

Ya tiene dos Grand Slam: Roland Garros en 2016, y ahora Wimbledon. Y solo tiene 23 años

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