Un caradura llamado Josep Santaca

Los miles de euros y las otras víctimas que señalan como estafador al marido de Arantxa Sánchez Vicario

Los miles de euros y las otras víctimas que señalan como estafador al marido de Arantxa Sánchez Vicario

La mejor tenista española de todos los tiempos, Arantxa Sánchez Vicario, ha vuelto a la actualidad, muy a su pesar, por culpa de la tortuosa separación de su marido, el empresario Josep Santaca.

La extenista revive así sus pesadillas familiares sufridas después de que al poco de iniciar su relación, los padres de Arantxa contrataran a unos detectives privados para que investigaran la vida de su marido.

En el dossier que les entregaron meses más tarde aparecía un pasado vinculado a negocios poco claros y una deuda de cientos de miles de euros.

Esto provocó la ruptura de la tenista con sus padres y hermanos y se hizo cargo de las deudas de su marido. Pero al parecer no de todas. Tal y como publica La Vanguardia, Santacana sigue manteniendo deudas relacionadas con el mundo inmobiliario.

Al parecer, Josep presuntamente usó un sistema para engañar a sus clientes que consistía en firmar el primer contrato de arras o señal, romper el contrato y quedarse con el adelanto que le habían dado.

El italiano Mauro Bernardi fue de los primeros en denunciar a Santacana por ello, pero murió sin recuperar sus 65.000 euros. Otro de los supuestamente estafados es un ingeniero industrial que prefiere mantener su anonimato y al que el empresario le dejó a deber 40.000 euros.

El tercer acreedor, Santiago C. fue buen amigo y socio de Josep antes de que éste empezara a salir con Sánchez Vicario.

El empresario se fue a Miami con su familia, dejándole a deber 23.000 euros por un descubierto en una constructora, más una paga y una señal de una casa en la urbanización Valpineda de Sitges que pagaron a medias pero que su ex socio puso solo a su nombre.

«Me dijo que a la vuelta de la luna de miel lo resolveríamos. Todavía estoy esperando».

Por último, Nuria J. conoció a Josep cuando éste era socio de Santiago en un gimnasio. Nuria decidió abrir con él un restaurante a media, La Vendimia, que no obtuvo los beneficios esperados y tuvo que echar el cierre.

La acreedora perdió el dúplex en el que vivía en 2004 y el apartamento en el que habitó después.

«Hay otras cosas pendientes, algunas muy serias y que no he denunciado porque, con mi sueldo de administrativa, no puedo pagarme el proceso».

Nuria se quedó con una deuda de unos 40.000 euros aproximadamente.

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