Cuando ya pensábamos que todo sería más de lo mismo -broncas, despelotes y vómitos- el 16 de mayo de 2012, ‘Perdidos en la Tribu’ sufrió otra vuelta de tuerca nunca vista en el programa. Otra familia, destrozada anímica y físicamente, abandonó pero, en su lugar, nos reencontramos con… ¡Marie!
Ya avisaron que esta iba a ser la edición más dura (en realidad, más escabrosa) de ‘Perdidos en la Tribu’ y, por lo tanto, por primera vez en la historia del reality, una familia se rendiría antes de tiempo. Eso sucedió el 9 de mayo de 2012, cuando los Siru expulsaron a los Berhanyer porque la ‘matriarca’ (pongo comillas porque en realidad es la novia del padre), la gran Marie, no quiso raparse el pelo tal y como manda la moda local. Bien, vimos el momento, nos reímos, nos emocionamos y hasta luego Lucas. Lo que no nos esperábamos es que otro clan decidiese volver a casa y que fuese esta familia, no la otra, la que oficialmente abandonase el concurso. ¿No han entendido nada? Vayamos por partes.
LOS SAN SEBASTIÁN: UNA FAMILIA DESTROZADA QUE DICE ADIÓS
Ya lo vimos la semana pasada. Los San Sebastián estaban como el rosario de la Aurora y no sólo porque dormían en el suelo y tenían mucho calor. Para empezar, Billy y Eneritz rompieron ante las cámaras. No fue una sorpresa ni para ellos. Recordemos que solo llevaban un par de meses juntos y que a él no se le ocurrió otra cosa que acompañar a su novia y a su familia política a esta aventura africana. Hay que decir que ninguno de ellos cae bien, al menos a un servidor. Ella es muy borde y él va de superhéroe pero es de porcelana china de la mala.
Por otra parte, el padre de los San Sebastián estaba al límite de sus fuerzas. Decía que era por el calor pero tanto los Tamberma, como los espectadores, sabíamos que el origen de sus males bien podría ser el escuchar a todas horas cómo su hija pequeña, Nandia, se pensaba que estaba en Pachá y se liaba a gritos con los pobres africanos.
Los de la tribu ya no les querían allí y les dieron el consiguiente ultimátum de, u os adaptais al medio o ciao. Los españoles estaban indecisos, decían, pero, en realidad, tenían muy claro lo que querían hacer. El padre no hacía más que pensar en sus verdes praderas vascas, en sus tapitas y en su txakoli, mientras que el aspirante a bombero, Billy, se hacía el duro, echaba balones fuera (diciendo que eran los demás los que querían irse y él no) aunque en el fondo estuviese pensando en volver a Bilbao a ver si otra moza le consuela.
El caso es que los San Sebastian contentaron a los locales y se marcharon con pena pero con un alivio indescriptible que podía adivinarse por sus caras. Pobres los Tamberma, que siempre quisieron hacerles la vida menos insoportable (cuando se llevaron al padre al río fue un momento brutal).
Y MARIE REGRESÓ CON OPTIMISMO ¿CUÁNTO LE DURARÁ?
Siempre me ha sorprendido la existencia de un show como ‘Perdidos en la Tribu’, no por su idea original (apetitosa), si no porque haya gente que quiera ir. Entiendo que haya aventureros de capa y espada que se atrevan con eso y mucho más pero ¿una familia entera? Uff, valientes y generosos son los que se meten en un marrón así, por mucho dinero que haya de por medio. Por esto, anonadado me quedé cuando vi el capítulo 5 de la tercera temporada.
Con los San Sebastián fuera de juego, había que buscar a otra familia. Raquel Sánchez Silva se reunió en Madrid con los Berhanyer para que les hablase de su convivencia con los Suri y los pijos de marbella sólo tenía palabras bonitas que decir. Sólo se arrepentían de no haber llegado hasta el final. Por ello, cuando la presentadora les dio un mapa, les señaló Togo y les ofreció el regreso, el clan-padre, hijo, novia del padre y novia del hijo- estallaron de júbilo. Y encima les salen baratos al programa puesto que no van a optar al premio final puesto que ya fueron expulsados.
A los Berhanyer no les importó el dinero, sólo querían vivir la experiencia, y yo, desde el sofá de mi casa, aplaudí su valentía, sus impulsos kamikazes y, por supuesto, el tener una segunda oportunidad de ver a Marie.
El caso es que los de la jet set se fueron al poblado de los Tamberma como si aquello fuese Port Aventura. Hubo mucho despliegue de medios en la bienvenida (murciélagos asados incluídos) y los españoles no le hicieron ascos a nada puesto que ya habían aprendido la lección (con los Suri se ‘hartaron’ de beber sangre de vaca fresquita…).
Marie está contenta ¿cuánto le durará? No le ha importado ni siquiera tener que escurrirse por la madriguera del conejo de ‘Alicia en el país de las Maravillas’ para acceder a su nueva casa. Los africanos parecen contentos con sus nuevos inquilinos pero que se anden con ojo, que la francesa es muy voluble y me parece a mí, que en cuanto noten bien el calor, los bichos y la escasez de agua nos vamos a divertir de lo lindo.
LOS NAVARRO: LA FANTASÍA DE FREUD
Recordemos que los Navarro llegaron a la Tribu Suri para sustituir a los Berhanyer. Los nuevos son cuatro: José -el padre menospreciado por su familia -Isabel- la madre aburrida de su vida marital, Chabeli -la hija que sólo habla de sus tetas- y Antonio -el hijo friki de los juegos de rol que madruga por las mañanas para tener más tiempo en pensar las maneras con las que hacer sufrir a su hermana -.
Su entrada fue gloriosa, entrando, Chabeli, al poblado en tacones y regalándole al jefe de la tribu una muñeca flamenca que los nativos confundieron con una diosa española (hombre, si fuese Lola Flores, tal vez).
En el quinto programa ya pudimos hacernos una idea de como son los Navarro y lo cierto es que bien podrían ser el sueño húmedo de un psicoanalista. Y es que la relación de esta familia con la tribu es lo que menos importa. Lo jugoso aquí es cómo se llevan entre ellos.
José, el padre, está muy por la labor. Tanto, que no dudó en desnudarse por completo cuando se fue al río con los hombres. Resultado de esta acción: ganarse la confianza del jefe Suri. Algo que no ha conseguido el hijo, que se quedó en calzoncillos mientras que los africanos le metían mano sospechosamente.
Isabel y Chabeli son una sola persona. Su relación de co-dependencia es tan divertida como alarmante. No se separan ni para mear y se molestan porque las nativas las miran. Entre explicarle a las Suri para qué sirve la muñeca flamenca y entre cortar leña, las dos se lo pasan pipa pero esto no ha sentado muy bien al mandamás de la tribu.
Aquí hago un paréntesis para decir que Los Suri me caen mal. El jefe es un borde y un agresivo y las mujeres unas arpías y unas mentirosas. Uno, en su inmensa ignorancia, se piensa que como viven allí, perdidos en el campo y ordeñando vacas, pues que son muy buenos y gentiles. ¡Ja! Estos saben perfectamente dónde están y el juego que pueden dar antes las cámaras.
Pero los Suri no son tontos y se han dado cuenta de que la relación entre la madre y su hija, muy normal no es, así que han decidido separarlas a la hora de dormir, cosa de la que se ha alegrado el padre (quién debe de estar hasta las narices de los complejos de Edipo de su niña) pero que ha alarmado a las españolas, quienes se han negado en rotundo. ¿Qué pasará? ¿Alguien se pensaba que nos lo iban a contar esta semana?
LOS MERINO: SUPERANDO LAS CRISIS
Los Merino son los mejores concursantes y por ello, de los que menos apetece hablar. Que no se me malinterprete. Esta familia me encanta pero es que se adapta tan bien que no da juego. Esta semana han comido gusanos, han intentado navegar en canoas (con muy mala suerte, la verdad) y han jugado con los Shiwiar a caminar por el agua con una de esas esferas gigantes gentileza del programa.
Lo peor se lo ha llevado Carlos, el marido de la madre, que ha sufrido una diarrea como Dios manda y aún con todo ha cumplido con sus labores para con la aldea. Esto ha hecho que los Shiwiar les den unas valoraciones más que positivas en las que se han llevado la palma Cristina, la hija, Marisol, la madre, por superar sus miedos y conseguir cargar con el saco de yuca y Carlos por su entereza.
Pero lo peor está por llegar puesto que en los adelantos de la semana que viene hemos visto que a uno de los hijos le muerde un bicho venenoso y que es posible que se tengan que ir.