Análisis del tercer capítulo de la tercera temporada del reality de Cuatro

‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’ sube la apuesta con sexo acuático, broncas, gays vírgenes y referencias a Rajoy

Uno de los solteros decide no expulsar mientra que otro echa a dos

'¿Quién quiere casarse con mi hijo?' sube la apuesta con sexo acuático, broncas, gays vírgenes y referencias a Rajoy

El amor en los tiempos de Rajoy’, así podría titularse el tercer capítulo de la tercera temporada de ‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’ Los tróspidos y sus madres emprendieron el viaje a casa junto con las pretendientas y pretendientes, pero por el camino pasó de todo: Desde escenas eróticas a abandonos en mitad de la carretera, pasando por una surrealista charla sobre la bisexualidad.

Todos los años pasa lo mismo pero en éste se nota más. En ‘¿QQCCMH? 3’ hay tramas que no funcionan por mucho efecto sonoro y por mucho golpe de montaje que les metan. En esta ocasión el tróspido que menos juego da es Roi, el gay. El problema es que da la sensación de que el chico no quiere estar ahí, y por lo tanto el espectador tampoco.

Además, esta temporada se está utilizando un arma de doble filo. Se nota demasiado que los creadores del reality les han ‘aconsejado’ a los solteros que mantegan a los/las más frikis porque son los que atraen a la audiencia. Es verdad que sin ciertos personajes la cosa se iría al garete, pero es tampoco creíble que alguien en su sano juicio quiera ser seducido por Leti (pretendienta de Leo), Andrea (de Víctor) o Svetlana (de Alexis), que directamente te saca de la trama –Ojo, que yo quiero ser amigo de Leti por siempre jamás–.

El tercer capítulo de ‘¿QQCCMH?3’ fue más flojo que los anteriores, no nos vamos a engañar. Se vieron demasiado las costuras y careció de momentos absolutamente delirantes. Es sí, funcionó por tres razones principales: Mari Carmen, Mari Carmen y Mari Carmen. El resto bien (Alexis tuvo grandes escenas), pero es que no hay nadie comparable a la ‘suegra’ más auténtica y bizarra que ha dado el reality en toda su historia.

El episodio se basó, en su mayor parte, en el viaje de los tróspidos desde Madrid hasta sus respectivas casas en las que convivirán, en próximos capítulos, junto a sus madres (y padre) y sus cuatro pretendientas/es. Pero antes entrar hubo expulsiones y sorpresas. Vayamos, pues, trama por trama.


VICTOR Y MERCHE: LÁGRIMAS EN LA MANCHA

En la primera secuencia, Víctor y su madre hacían la maleta para su viaje mientras que hablan de lo impactados que estaban por descubrir que a una de las pretendientas, Anilsey, le gustan los cincuentones.

Que no mamá, que me dijo que sólo había estado con uno o dos.

Dijo el niño-hombre en defensa de su ‘chica’. ¡Error! No ha estado con «uno o dos» sino con «cinco o seis», según ella. O siete porque el momentazo llegó cuando la tal Anisley, mulata y orgullosa de ser manchega hasta puntos casi psicóticos, dijo que el conductor de la furgoneta que les iba a llevar de viaje, como que le ponía un poco. Sí, lo han adivinado, era cincuentón.

 

Durante el trayecto hicieron una parada el La Roda (Albacete) para comer ‘Miguelitos’. Anisley estaba como loca (por no decir orgásmica) por estar en un sitio tan manchego como ese.

 

 

Pero fue Andrea, la rubia choni competencia directa de Belén Esteban, la que, ante tanto dulce, dijo una de las frases de la noche:

Yo antes era una gordita feliz pero la sociedad es muy cruel.En vez de crecerme las tetas, me crecía el culo. Mi madre me tenía que vestir como con una capa de circo. Así que pasé de ponerme ropa de dinosaurio a poder meterme en una talla 38. Quiero que las mujeres de España se conciencien y me tomen a mí como ejemplo.

Una vez fuera de La Roda, en la furgo, Merche, la madre, les dió la merienda y Andrea, maravillosa, dijo:

Mi bocata sabe un poco a matarratas.

Frase indispensable para llevarse bien con la suegras. Sí señor.

Al llegar a su residencia, Víctor tenía que expulsar a una de sus chicas y optó por eliminar a Zhendie la asiática que en el capítulo anterior se puso a llorar por las esquinas cuando escuchaba la palabra Titanic.

A Zhendie lo del rechazo no le sentó bien. Y cargó contra la otra oriental del grupo, Mitsuki, la bailarina erótica:

Esa no es japonesa ni nada, es una ‘machu-pichu’ que te cagas.

Además, la joven estaba indignada, decía no comprender la decisión de su tróspido puesto que:

No lo entiendo, tengo buenas peras.

Es que, hija mía, a veces, dos ‘peras’ no tiran más que dos carretas.

 

 

Víctor, por su parte, despidió a la otra llorando (como siempre) y acto seguido les enseñó al resto de candidatas su casa. Y fue allí, en el rellano, cuando se montó el drama. A víctor le gusta el porno, mucho, y les preguntó a sus chicas si compartían esa afición. Todas dijeron que sí menos una, Cristina, la que hasta ese momento era la favorita.

Ya decía yo que había algo que no me gustaba de ella.

Dijo Víctor después.

Y hablando de películas, de nuevo Andrea se llevó un tanto al hablar de sus gustos cinematográficos:

No me gustan las pelis de pensar mucho como Tesis. No las entiendo. Yo soy más de ‘Dos rubias de pelo en pecho’ y cosas así.

Amenábar estaría orgulloso.

Y acabó el asunto. Conclusión, que Víctor cansa. Si a ese rollito infantil, llorica y blando que se trae le sumas que su madre es una amargada sin gracia, el resultado no puede ser peor. ¿Qué le salva? Lo frikis que son sus pretendientas (casi todas).

ALEXIS Y ARMANDO: ABANDONOS CRUELES Y DUDAS RAZONABLES

Esta trama, la del pijo y su padre millonario, es la que menos me creo pero es de las que mejor funcionan. Para empezar, se nota demasiado que estos dos hacen un papel, que leen un guión. No tendría nada de malo si no fuera por una enorme sospecha que tenemos. Vayamos por partes.

Recordemos que en el capítulo anterior Alexis no expulsó a nadie, por lo que su padre se cabreó (digamos que quiso hacernos creer eso) antes de salir de viaje. Dicho esto, tres de las chicas se fueron en un coche con el tróspido y las otras tres con Armando.

Durante el trayecto, en el coche de Alexis se desató la tragedia. Loli, la embarazada se chivó de que Xio, Marta y Valeria salieron de discotecas a sus espaldas la noche anterior. Marta, medio dormida en el asiento de atrás, no negó al evidencia y ¡zas! la dejaron tirada en una gasolinera (maravilloso efecto de montaje).

 

 

Alexis, Arando y las cinco candidatas hicieron un break en un hotel de lujo de Cuenca y allí pasaron cosas muy curiosas. En un momento dado, se bañaron todos en el jacuzzi. Todo menos Alexis. ¿Por qué? El dijo que por un problema sexual. En realidad es que no quería que le viésemos los michelines o que no estaba depilado, qué se yo. Este chico no es gay, ¿verdad? Tengo que repetírmelo cada semana para tragarme su historia: «Alexis no es gay, Alexis no es gay, Alexis no es gay….» Al final me lo creeré.

El caso es que Alexis anunció que Loli, la embarazada, sería la única que iba dormir esa noche en una habitación. El resto lo haría en tienda de campaña. Todo muy friki pero no deja de ser un giro de guión maravilloso.

Y mientras que cuatro de las pretendientas dormían a la intemperie y Svetlana se ponía a cantar (berrear) en mitad de la noche, Alexis le fue a dar un masaje a la embarazada en la suite.

Allí, como el que no quiere la cosa, ella le preguntó que, si en el caso de que lo suyo fuese bien, si sería el padre de su hijo.

Eso es lo de menos, tú céntrate en disfrutar de esta experiencia.

Le contestó él. Esta frase puede tener dos significados ocultos: A) «no, no voy a ser el padre de tu hijo pero me hace quedar bien que te quedes» o B)» que bien que vas a ser madre porque a mi no me dejan» (Repitan conmigo: «Alexis no es gay, Alexis no es gay, Alexis non es gay»).

 

 

Y al final, antes de entrar a su casa de Alicante, Alexis expulsó a Marta con la excusa de que era muy jovencita para él, por muy guapa y honrada que sea (que no, que a este chico le van las mujeres).

LEO Y SILVIA: BAJO EL AGUA

Leo se llevó a madre y a sus chicas a Alicante subidos en una caravana. Allí, el argentino, mientras conducía, charló a solas con Sarah, a la que definió de la siguiente manera:

Sarah es una princesa pero no tiene tema de conversación.

Hombre, conversación sí tenía. Sólo hablaba sus mascotas muertas pero al fin y al cabo, hablaba. No fue suficiente y terminó por echarla. Pero antes pasaron varias cosas.

Leo y su troupe hicieron un alto en el camino y pasaron la noche en un camping. Allí, el argentino quiso quedarse a solas con María y al resto les dio un ataque de celos. Con la excusa de que fueran encendiendo el fuego, Leo consiguió que se marcharan pero, apenas surgió el primer beso (toqueteos bajo el agua), la cosa se puso dramática y Eli por poco abandona el concurso.

 

 

La noche pasó sin más altercados y al día siguiente, al llegar a Alicante, apareció Mónica, la ex-novia del soltero, con quien se lleva muy bien. Es decir, la típica tía que usa la técnica del perro del Hortelano y que se presentó ahí no sólo porque lo ponía el guión sino porque quería marcar territorio.

 

 

FRAN Y MARI CARMEN: RAJOY, EL AMOR Y LAS BRAGAS

Mari Carmen es una de las razones principales de que la tercera temporada de ‘¿QQCCMH?’ sea la mejor de todas. Y es que lo de esta mujer no tiene nombre. Nada más comenzar el tercer episodio, mientras que discutía con su Fran, va y suelta:

Cuando gobernaba Aznar había siete mujeres para un hombre y ahora que Gobierna Rojoy, con tanta gente en el paro, pues habrá catorce

¿Se puede ser más grande? De verdad que entiendo la frase pero es enorme. Quiero casarme con esta mujer. Quiero que sea presidenta del Gobierno.

 

 

Otro gran momento que vivió la andaluza fue cuando, en pleno viaje de autobús, se acercó a hablar con Houda, la marroquí bisexual

Yo no llego a entender eso. No tiene fin. Que te gustan las dos cosas. No sé.

Dijo Mari Carmen. Y por mucho que la marroquí intentó razonar con ella, la suegra sentenció que tanta actividad sexual es:

Una marranada. Madre mía, eso no hay quién lo aguante.

 

 

Más tarde el grupo hizo una parada en mitad del campo, y Fran se llevó a su candidata más explosiva, Loles, a dar un paseo y una cosa llevó a la otra y al final hubo beso. Desgraciadamente, su madre y Ana, otra de las pretendientas, les siguieron y les cortaron el rollo. Todo muy dramático. Tanto que, al final, el tróspido expulsó a una Loles que no entendía nada y que se sentía utilizada. Sí hija mía, lo fuiste.

Al llegar a Jaén, y después de que Mari Carmen saludase a todas las vecinas (muy Almodóvar todo) les comunicó a las chicas que iban a dormir las cuatro en una misma habitación, no sin antes advertirles de que:

No quiero bragas debajo de la cama ni pelos en la ducha. Las bragas las quiero limpias.

ROI Y BELÉN: MALOS MODALES

Lo dicho, la trama de este chico no me interesa porque tampoco le interesa a él. Roi es un ‘modernillo’ engreído, prepotente y pijo que me provoca mucha, mucha pereza. Ni su madre ni sus pretendientes consiguen reanimar una historia que, seguro, va a terminar mal.

De camino a A Coruña, Roi, seco y distante, se enteró de que uno de sus chicos, Gaby es virgen –Sí, no es una leyenda urbana: existen gays mayores de 16 años vírgenes– y lo único que hizo fue reírse de él. Luego, durante una cena, por poco les manda a todos a tomar por saco. Pero al día siguiente, cuando llegaron a casa, Roi se disculpó y decidió no expulsar a nadie. Nos da igual.

 

 

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Autor

Sergio Espí

Sergio Espí, guionista y crítico de televisión de Periodista Digital, responsable de la sección 3segundos.

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