El Rubius, el YouTuber más famoso de nuestro país ha estallado contra la prensa tras la publicación de un polémico artículo sobre él en El Mundo. Pero al joven le ha salido un inesperado defensor, el colaborador de ‘Zapeando’ (laSexta), Quique Peinado.
El domingo 7 de febrero de 2016 salía publicada una entrevista en el suplemento de El Mundo, ‘Papel’, firmada por el prestigioso periodista de sociedad, Pedro Simón, pero no le gustó el resultado al ínclito youtuber, que se apresuró a escribirlo en su perfil de Twitter y en apenas 48 horas había subido un vídeo a su exitoso canal con una fuerte crítica hacia el trabajo periodístico.
En su vídeo, El Rubius cargaba duramente contra el periodista Pedro Simón y la forma de hacer su trabajo:
El principio de la entrevista se basa en intentar dejarme mal y todo está en un tono ridiculizante hacia mi persona. Y diciendo cosas que no he dicho, que no han salido de mi boca.
No sé si es el periodista el que ha escrito esto o son los de la revista los que le han pedido que lo cambie para que sea más salseante y consiga más cliks.
Parece ser que si no tienes un trabajo normal no te toman en serio. Solo pido el mismo respeto que os doy yo cuando acepto una entrevista. Los que estáis escuchando este vídeo tenéis que daros cuenta de una cosa: la prensa manipula todo y no te puedes creer nada de lo que te dicen. Todo lo van a hacer para ser llamativos y vender más, no para informar bien.
QUIQUE PEINADO SE MOJA
Pero, curiosamente, el 9 de febrero de 2016, en la versión online de Papel, Quique Peinado, colaborador de ‘Zapeando’, le echó un capote a El Rubius escribiendo una columna en la que defendía a los Youtubers:
Partamos de lo inicial: los youtubers, diría que sin excepción, no me gustan. En algunos casos, me generan un rechazo estético profundo y visceral. Su carencia de lo que yo considero talento me sobrepasa y a veces me escandaliza. Dicho en cristiano: si hay pro y anti youtubers, yo soy de los segundos. Creo que tiene que ver con lo estético y con que soy demasiado viejo para esto.
Ahora bien: esa condescendencia con la que miramos a esta gente me horroriza. Los medios del establishment, o sea este en el que escribo y tantos otros, somos más propensos a venerar a un actor que trabaja de camarero y que acaba de hacer un corto o a un grupo musical que ensaya después del curro (si lo tienen) que a un youtuber que se ha follado a la industria en pleno y gana muchísima pasta, seguidores y reconocimiento desde la más absoluta independencia. Sin ayuda de nadie y sin tener que tragar ningún sapo con las empresas que les pagan, algo que no podemos decir los demás. Nosotros, los medios, a los que nos va tan bien y que somos tan capaces de venderles periódicos y contenidos a la próxima generación, decidimos mirarlos con paternalismo y superioridad. Muy bien.
La industria audiovisual, especialmente la tele, decidió que los chavales no eran un público interesante y los abandonó. Y allá llegaron los youtubers, con mucha actitud, que es lo fundamental, y cubrieron su hueco. Asilvestrados y sin una formación clásica, pero rompiendo. Es decir: hicieron lo del punk, o lo de La Movida, ese movimiento cultural en el que casi nadie sabía tocar un instrumento pero aprovechó un vacío. La diferencia es que los youtubers tienen una legión de seguidores y son una industria potente y verificable y La Movida eran cuatro calles que nos hemos encargado de mitificar.
No me gusta lo que hacen, pero sí como lo hacen. Les envidio. Pero, sobre todo, ya que los demás no somos capaces de venderle nada a esta nueva generación, qué menos que escuchar lo que tienen que decir. Qué menos que aprender de cómo hacen las cosas, qué resortes utilizan para llegar a la gente que llegan. Nunca sabremos hacer lo suyo, y quizá no queramos ni debamos. Los youtubers en su sitio y el resto de la industria en el suyo. Quienes se han interesado en el fenómeno han hecho lo clásico: coger youtubers, sacarlos de su entorno y meterlos en la tele. Creo que no va así, porque son negocios distintos. Pero no nos engañemos: tenemos más que aprender de los youtubers que ellos de nosotros. Ellos saben cómo hablar a la gente a la que nosotros no sabemos hablar, a la generación que enterrará a medios como este que me paga por escribirles. Así que menos paternalismos y más escucharles.
Y para terminar, el cómico, hace una interesante reflexión:
Si no se nos ocurriría nunca preguntarle a un actor o a un escritor cuánto dinero gana, ¿por qué a un youtuber no hay una sola entrevista en la que no se le haga esa pregunta?