Pasito a pasito lo estamos consiguiendo. Dentro de no mucho tendremos la ficción televisiva que estamos deseando. La que podemos y debemos tener.
‘Pulsaciones’ (Antena 3) es el último peldaño en el camino. Una serie arriesgada que, afortunadamente, no es para todos los públicos.
¿Un thriller sobre trasplantes de órganos creado por Emilio Aragón? De ahí podía salir cualquier cosa. Cosas malas, auguraron algunos. Pues va a ser que no.
‘Pulsaciones’, estrenada el martes 10 de enero de 2017 en Antena 3, es un alivio televisivo. No es perfecta pero se acerca a lo que los que ya sólo ven ficciones americanas les gustaría tener en su país.
LUJO VISUAL
Las virtudes de ‘Pulsaciones’ son muchas. Primero, es oscura. En España existe la superstición absurda de que una serie tiene que ser muy luminosa para que se vea. Como si el espectador fuese tan básico como para relacionar claridad con entretenimiento.
Aquí, la luz es fría, cruda, como ese Madrid que se muestra. Los encuadres son espaciosos, bellos. Prima la profundidad de campo y el aire visual, lo que provoca sensación de grandeza, de lujo.
Por fin una serie que no parece un teatrillo. Y aunque los decorados naturales nos son ajenos, (esas casas de alto postín y esos hospitales casi futuristas), te los crees gracias, entre otras cosas, al tratamiento de la imagen y a una labor de arte soberbia.
También a nivel técnico, se hace relevante la labor de sonido y la utilización de una banda sonora de aires operísticos que, gracias a los cielos, no es machacona sino funcional.
ADIÓS, ‘MÉDICO DE FAMILIA’. HOLA ,’PULSACIONES’
Emilio Aragón se ha quitado de un plumazo su imagen eterna de niño que hace su primera comunión, le ha dado un portazo a su Nacho Martín de ‘Médico de familia’ (Telecinco) y se ha entregado de lleno a la evolución tanto de la televisión en general como de su productora, Globomedia, en particular.
Después de ‘Vis a Vis’, ‘Pulsaciones’ era el paso lógico. Globomedia (ahora Mediapro) ya no es la fábrica de comedietas machistas y borricas que tantos placeres le dieron en el pasado. No.
Han aprendido, se han puesto las pilas y han dado un triple salto mortal: apostar por contar lo mismo de forma diferente.
NUEVAS FORMAS DE NARRAR
Otro acierto de la serie es precisamente su forma de narrarla. Se juega con los puntos de vista, se distrae la atención del espectador sobre quién va a ser el protagonista y aunque hay muchas lagunas argumentales, espero se rellenen en el futuro.
Cuando decimos que una serie está mimada nos referimos a que se fija en los detalles, y en ‘Pulsaciones’ abundan. Todos están ahí por una razón narrativa pero no son evidentes. Es decir, hay que estar atentos. Bien, por fin no se trata al espectador como a un analfabeto audiovisual.
Antena 3 ha vuelto a demostrar que es la única cadena española capaz de arriesgarse en cuanto a series se refiere, la única que está dando pasos que, aunque a veces sean fallidos, ninguno debería caer en saco roto. Que una generalista apueste por series de nicho es tan inusual como aplaudible. Bye, bye, señora de Cuenca.
Con ‘Pulsaciones’, la cadena ha acertado. Otra vez. Tiene intriga, tiene enganche y tiene, sobre todo, personajes humanos. Esto es lo mejor de la serie: que sus protagonistas son tridimensionales, defectuosos.
Poner de personaje principal a un médico drogadicto y endiosado es lo opuesto a lo que se hacía hasta ahora en nuestro país. ¿Por qué se ha creído siempre que los protagonistas han de ser pulcros e intachables para que el público les quiera? ¿Nadie había visto ‘Los Soprano’ o qué?
LEONOR WAITLING, LA JOYA DE LA CORONA
Y si los personajes son empáticos es gracias principalmente, a los actores. No todos están bien pero me quedo con Leonor Watling, la Caperucita entre tanto lobo. Lo suyo es de otro nivel. En serio. No hay un solo plano en el primer capítulo en el que no esté bien.
En cuanto al protagonista absoluto, Pablo Derqui, decir que es un actor demasiado intenso. No es malo, pero su cara de sufridor constante puede echar para atrás. Por favor, que deje de tomarse tan en serio a sí mismo.
LA TRAMA
No soy muy partidario de desvelar detalles de la trama por aquello de los spolires pero la serie se puede resumir así: Mariló Montero tenía razón.
Cuando la expresentadora de ‘La Mañana’ dijo que el alma del donante se puede trasplantar junto a sus órganos, parece que Emilio Aragón tomó nota.
De eso va ‘Pulsaciones’, de un médico al que le trasplantan el corazón de un periodista que ha muerto en extrañas circunstancias y que, a partir de ahí, los recuerdos del donante empiezan a acechar al receptor.
Vale, hay que tener tragaderas para creerse tal cosa pero, como repito siempre, la cuestión no es lo que se cuenta sino cómo se cuenta. Aquí la forma vale más que el contenido.
LO MALO
Lo malo es que se toman ciertas licencias surrealistas como, por ejemplo, hacernos creer que alguien que acaba de someterse a un trasplante de corazón puede pasearse por la calle como si tal cosa. La recuperación de una cirugía como esa es muchísimo más difícil y larga. ¿No saben que el riesgo de infección es altísimo?
Merixel Calvo, la que hace de joven periodista, es el talón de Aquiles de la serie. Su personaje no sólo es un cúmulo de topicazos sino que su actuación chirría. Se comporta como una histérica sobreactuada capaz de arruinar todas las escenas en las que participa.
Por otro lado, ‘Pulsaciones’ peca de lo que pecan todas las series de nuestro país, de no saber combinar géneros ni tonos. Es demasiado seria, engola excesivamente la voz. De intensa roza la caricatura pero, por ahora, la sangre no ha llegado al río.
Pero, en fin, los serieadictos estarán contentos. ‘Pulsaciones’ sorprende, interesa y engancha. Toda una proeza en los tiempos que corren. Da igual la audiencia que haga, debería ser el nuevo fenómeno televisivo. Un producto de culto instantáneo.