Es estupendo que en verano, en vez de reposiciones o películas extranjeras, se apueste por programas nuevos que den trabajo. Es genial. El problema es que se hagan cosas como ‘Mad in Spain’. Estrenado el domingo 23 de julio de 2017, se estrenó en T5 el que posiblemente sea uno de los peores programas del año.
Recuperar en T5 los programas de debate es una redundancia. En la principal cadena de Mediaset no hay otra cosa que personas sentadas discutiendo a gritos. Mañana, tarde y noche. Aun así, Telecinco ha querido volver a su mítico ‘Moros y Cristianos’ y oficializar la palabra ‘debate’, con ‘Mad in Spain’. Un show con ínfulas de ‘laSexta Noche’ y que no es más que un ‘Sálvame’ con menos gracia y peor hecho,
En el nuevo ‘Sábado Deluxe’ ya hay una parte de debate ‘serio’, así que ¿de qué sirve un programa como Mad in Spain? De nada. Para Telecinco, debatir significa discutir sobre temas tontos, genéricos y mundanos. Aquí no hay política , hay chismorreo disfrazado.
De hecho, durante su estreno, en ‘Mad in Spain’ se ‘reflexionó’ sobre temas tan ‘relevantes’ como la hija de Belén Esteban. Es decir, todo queda es casa.
Como se puede ver, el sólo planteamiento de estos temas es inútil e incluso inofensivo. En serio ¿en pleno siglo XXI se tiene que debatir sobre la mujer y el sexo? Llegan tarde señores, muy tarde.
Los programas de verano suelen estar mal cuidados. A la época estival suelen trminar los deshechos. Es lógico, la audiencia baja y la gene que se queda viendo la tele quiere ver cosas ligeras y sin complicaciones. Pero ‘refrescante’ o ¡pueril’ no debe de significar ‘malo’.
Y es que da igual si los temas que se tocan en ‘Mad in Spain’ son sesudos o no, o si el contenido del programa es interesante. Lo peor del espacio es cómo está hecho. Su estreno fue un festival del despropósito, un manual para saber cómo no realizar un show televisivo.
Jordi González, el presentador, se pasó la noche mandando callar a sus colaboradores. Su acompañante, una refrescante, divertida aunque perdida Nuria Marín, estaba encorsetada leyendo el cue (telepronter). Los planos no estaban bien diseñados. La cámara nuca enfocaba a quien hablaba, y si lo hacía, no le enfocaba correctamente.
Un programa de debate se sustenta principalmente en sus colaboradores, en que sean famosos, reconocibles y, sobre todo, con una reputación profesional lo suficientemente sólida para que sean creíbles. Aquí tenemos a Teresa Bueyes, Salvador Sostres, Cristina Tárrega o María Patiño entre otros. No hace falta decir más.
Verano no significa malos señores. Es intolerable que se admitan programas así a estas alturas del partido. Ya no pedimos contenidos solventes pero sí realización decente. Aquí no hay ninguna de las dos cosas. Terrible. De verdad. Terrible.