Por fin, el 21 de mayo de 2018, T5 estrenó La Verdad’, una de sus series más ‘maltratadas’. Thriller ‘loco-psicológico’ de los creadores de ‘El príncipe’ del que destaca su protagonista, Elena Rivera, un prodigio interpretativo que demuestra que estamos ante la nueva gran estrella de la pantalla (de todas las pantallas).
ELENA RIVERA Y EL PESO DE ‘LA VERDAD’
En la gran mayoría de los casos, los actores son meros vehículos de transmisión de la historia. Nada depende de ellos a la hora de que un producto funcione. Tienen que darse mil factores para que una serie o película sea buena o mala. Pero hay casos en los que el trabajo de un intérprete es tan bueno, tanto, que se compran los defectos que haya y se salva la situación.
Visto el primer capítulo de ‘La Verdad’ a uno le dan ganas de seguir viéndola casi exclusivamente por su protagonista: Elena Rivera. Su rostro, su expresión corporal, y su riesgo interpretativo hacen que la trama fluya. Ella es la serie.
A Elena la hemos visto crecer en ‘Cuéntame’. Su Karina ha pasado de ser el objeto de deseo ‘ñoño’ e inalcanzable del protagonista, Carlitos, para, en las últimas temporadas, llevar sobre sus hombros el protagonismo de la mítica serie de TVE. ¿Por qué? Porque los productores se han dado cuenta del potencial de esta chica, al igual que los de creadores de ‘La Verdad’, quienes le han dado la oportunidad de cambiar de registro y brillar por cuenta ajena.
Rivera, con esa cara que tiene, podría ser una Amia Salamanca o una Paula Echevarría más pero no, ella no es estrella, es actriz. Por fin alguien que lo es.
EL PROBLEMA CON LA CREACIÓN DE PERSONAJES EN LAS SERIES
Y tanto halago hacia esta joven artista tiene un propósito. Hay que darse cuenta de una cosa: En España no se escribe para los personajes, se escribe para el actor, para que esté cómodo, se luzca y no salga de su zona de confort. De ahí vienen los problemas.
Si uno ve el piloto de ‘La verdad’ se da cuenta de esta teoría: A Lydia Bosch, Gines García Millán, José Luis García Pérez y el resto del casting le han hecho papeles a su medida. La única que se mete en el barro, que apuesta por dar matices a su personaje, es Rivera. Hasta Jon Kortajarena, que es un actor mediocre, está correcto porque le han limitado mucho sus frases.
Tenemos que acabar ya con el eneagrama – modelo psicológico de catalogación de la personalidad- . Basta ya de definir a todos los personajes de nueve formas distintas y no salir de ahí. Eso impide el realismo y refuerza el tópico. Los guionistas y creadores tienen que investigar más, dejar el ego de los actores a un lado y crear historias distintas.
La señora de Cuenca ya no es la dictadora de la audiencia. El público es distinto y consume distinto. De eso se ha enterado A3 pero Telecinco, que sólo busca el dato del día de emisión, todavía está en pañales.
El problema que le veo a ‘La Verdad’ es que carece, precisamente, de verdad. La historia es entretenida, no lo niego, y el piloto es muy digno y muy loco. Lo que pasa es que está mal contado. La introducción sobra. La protagonista (secuestrada desde pequeña) debería haber aparecido sin más, y ahorrarnos esa persecución absurda y ese burdel a lo José Luis Moreno. No los necesito, se puede contar después, pero no. T5 lo quiere todo masticadito para que mi madre se entere. Señor Vasile, mi madre tiene HBO y queda con sus amigas para ver ‘The handmaid’s tale’…
Cuando uno intenta explicarlo todo pierde intriga y cae en lo previsible. Si yo veo a una niña rica desaparecida que se presenta como víctima y , poco a poco, intuyo ambigüedad y rasgos inquietantes en ella, el final me resultaría más chocante. Pero si desde el comienzo veo a una desquiciada que ofrece su cuerpo como moneda de cambio, pues no hay sorpresa alguna.
En ‘La verdad’ pasa lo que pasa en muchas series. Sólo hay trama, trama y trama. Parece existir una alergia a la intimidad, a la psicología cotidiana del personaje. No hay tiempo de respiro y , aunque no lo parezca, eso es realmente lo que engancha de una obra de ficción.
Dicho todo esto, ‘La verdad’ es digna y lo será más, lo sé. Ahí está Elena Rivera para salvar los muebles.
Elena Rivera imita a Miley Cyrus en ‘Tu cara me suena’.