Junta las manos como si estuviera rezando, pidiendo en vano clemencia, mientras un integrante del Primer Comando de la Capital (PCC), hace oídos sordos y le echa en cara el haber violado a un niño de 9 años.(Los hambrientos presos y su macabra barbacoa en la prisión de Alcaçuz).
Es un estremecedor vídeo que da cuenta de cómo se las gastan los presos en las turbias carceles brasileñas donde, entre motines y matanzas, encuentran tiempo para ajustar cuentas. (La terrorífica matanza en una cárcel de Brasil donde han mutilado a 60 reclusos).
La ejecución, -por llamarlo de alguna manera-, tuvo lugar en la celda que el infortunado compartía con otros 30 presos, en una estancia habilitada para albergar tan solo a ocho reclusos.
La agonía es corta. Con la soga a cuello muere al poco tiempo, mientras tira de la cuerda otro condenado.