Nicolás Maduro juró ante Maikel Moreno en la sede del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y quedó investido ilegítimamente usurpando la función como Presidente de la República. (“Orden de desalojo. Maduro usurpador”: El mensaje con el que amanece la Embajada de Venezuela en Argentina)
Para los líderes opositores, la ceremonia de mostrará internacionalmente a Maduro como un dictador después de unas elecciones en mayo del año pasado en la que la mayoría de los partidos de oposición no participó ante la falta de garantías, y que fueron consideradas por algunos gobiernos del mundo como una farsa. (Empapelan el Consulado de Venezuela en Madrid: “Maduro, Usurpador”)
En las calles de Caracas se reforzó la presencia militar y policial. Desde el miércoles, algunos postes de iluminación en las avenidas fueron decorados con pequeños afiches a color con la consigna «Yo soy Presidente».
Los venezolanos viven agobiados por una recesión que ya lleva cinco años y una astronómica hiperinflación que se traduce en la escasez de productos básicos, frecuentes cortes en los servicios de agua y luz, ausencia de transporte público y suministro de gas doméstico. Un salario mínimo no alcanza para comprar un cartón de huevos.
Además de la coyuntura interna, Maduro enfrenta un aislamiento internacional con sanciones de la Unión Europa y Estados Unidos. Incluso, países de la región que forman parte del Grupo de Lima no reconocen el nuevo mandato.
