Apura el PP los días previos al inicio de la campaña electoral modelando un discurso que logre, sin dobleces, presentarle como azote y alternativa del PSOE y, al mismo tiempo, ser la fuerza dispersora de opciones emergentes como Ciudadanos.
Todo eso preocupa en Génova, que actúa en consecuencia enviando al mismísimo presidente Rajoy como telonero de Moreno Bonilla hasta en cinco de sus actos de campaña. La cara conocida la pone Mariano.
De puertas hacia afuera la agenda política la sigue marcando la corrupción, que en Andalucía ya es casi parte del paisaje. Las 18 detenciones esta semana por irregularidades en la concesión de subvenciones a la formación (Operación Edu) han vuelto a situar en primeria línea de actualidad el gran problema de la región con permiso del desempleo, elemento también inherente a Andalucía.
Hay donde elegir en las corruptelas que sacuden a la Junta de Andalucía y al PSOE, que trata ahora bajo la tutela de Susana Díaz de transformar la imagen de complicidad con los escándalos en azote de los mismos.
Un viaje que la candidata socialista emprende con entusiasmo anunciando la creación de una oficina de prevención del fraude y la corrupción, la medida estrella de su programa.
Las cosas no son muy diferentes en la acera de enfrente. Moreno Bonilla no ha tardado en reaccionar con la presentación de un programa electoral una de cuyas novedades es la Ley del Buen Gobierno y el Estatuto del Alto Cargo de Andalucía.
Con ello el candidato popular propone medidas de transparencia, obligaciones del alto cargo y fija sanciones, entre las que destacan la destitución, la no percepción de pensiones indemnizatorias, la restitución de las cantidades indebidamente percibidas, la obligación de indemnizar a la Hacienda Pública, la responsabilidad patrimonial si hay negligencia y la inhabilitación por un período de entre 5 y 10 años.
El PP reclama el voto útil frente a Ciudadanos y Podemos
Moreno considera que este programa es realista, reformista, andalucista e inconformista. El primer término porque cree que parte de un diagnóstico certero de Andalucía y ofrece soluciones que se pueden aplicar; el segundo, porque estima necesarias grandes reformas; el tercero, porque sitúa a Andalucía como la prioridad; y el último debido a las 770 propuestas de cambio, 32 leyes y 90 planes con las que espera cambiar la región.
Para llegar hasta ahí el PP no sólo tendrá que superar al PSOE, su gran enemigo histórico, sino que ahora comienza a mirar de reojo y cada vez con mayor recelo a Ciudadanos.
La última encuesta publicada (Metroscopia para El País) recoge un panorama desolador para los populares, que obtendrían un resultado lamentable frente a la fuerte irrupción de Ciudadanos. El PP, con un 22,7% de los votos bajaría de los 50 escaños actuales a los 27-31. El partido de Albert Rivera entraría en el parlamento andaluz con el 11% de los votos, es decir, entre 8 y 12 escaños.
Todo ello inquieta de verdad al Partido Popular, que quedaría muy lejos del PSOE, el cual obtendría entre 40 y 44 escaños. Esa posibilidad hace que la campaña de los populares vaya adquiriendo un cambio de rumbo ante la inesperada llegada de otro enemigo que puede restarle votos por el centro y entre la juventud.
Es la razón por la que Moreno Bonilla reclama el voto útil frente a su amenaza particular -Ciudadanos- y la general -Podemos-.
Para afrontar esa lucha Juanma Moreno no estará solo. El candidato popular tendrá el respaldo de Mariano Rajoy hasta en cinco actos. En el partido están convencidos de que el empujón de Rajoy vendrá bien a Moreno, que no es precisamente el candidato más conocido de la historia del PP. El próximo 6 de marzo, inicio de la campaña electoral, está previsto que el presidente del Gobierno participe en un acto del PP en Jerez de la Frontera.
La juez Alaya sigue siendo la mayor garantía contra la corrupción
Al mismo tiempo que Rajoy acude al rescate, los populares andaluces siguen retando a Susana Díaz a que acepte un debate televisivo con Moreno. Los socialistas, conscientes de que tienen poco que ganar en la aventura, mantienen su estrategia de ignorar al candidato del PP.
Hartos de que el coordinador de la campaña socialista no se ponga al teléfono, los populares han enviado un burofax al PSOE andaluz ofreciendo cualquier día de la campaña electoral para celebrar el cara a cara en la televisión. Por eso la presencia de Rajoy en Andalucía recobra más importancia.
El contraste en el Partido Socialista es evidente, ya que Pedro Sánchez intervendrá tan sólo dos veces en la campaña de Susana Díaz. Nadie puede negar que la tensión en el PSOE es máxima. Los socialistas se juegan conservar el último bastión de poder en España al tiempo que se libra la guerra -cada vez menos fría- entre Susana y Pedro Sánchez, los líderes de más peso en el partido.
Si Díaz es elegida presidenta de Andalucía, el desenlace a este enfrentamiento se resolvería en las primarias que los socialistas celebrarán en los próximos meses para elegir al candidato a la Moncloa.
Todos miran a Andalucía, que en dos semanas y media acogerá la primera cita con las urnas del año político más importante que se recuerda en España desde la Transición. El futuro del PSOE, el bipartidismo, el auge de Podemos y el castigo a la corrupción están en juego.
Mientras los candidatos presentan en Andalucía sus propuestas, la única certeza en la región es que el arma más eficaz contra los corruptos sigue siendo la juez Alaya.