Javier Arenas, si accede a la presidencia de la Junta tal como pronostican todas las encuestas va a necesitar algo más que un buen gestor -el nombre de Rafael Bravo, ex directivo de ABC, circula estos días- para afrontar el problema de la viabilidad de Canal Sur. Los populares son prudentes, aseguran que no la van a privatizar, pero admiten que les preocupa su «situación económica». Y no es para menos.
El periodista Francisco Gallardo, jefe de sección del Grupo Joly, y crítico de televisión, aporta en un especial el que probablemente sea uno de los análisis más completos que se ha hecho hasta ahora de la agencia pública de radio y televisión.
«La RTVA nació en 1987 buscando la equiparación con vascos, gallegos y catalanes como una millonaria «máquina de desarrollo cultural» y vertebradora. La Junta ha invertido desde 1989 unos 3.000 millones de euros en la corporación que en 2011 tuvo un 12,2% de cuota de audiencia». Es decir, que casi 500.000 millones de pesetas ha invertido la Junta de Andalucía en 23 años de emisiones.
Canal Sur Televisión inició sus emisiones a las 19,30 horas del día 27 de febrero de 1989, con una señal de carta de ajuste acompañada por la sintonía de «El Capricho Español», de Rimsky Korsakoff.
Hacía mucho frio, y las fuertes ráfagas de viento impidieron que el acto se celebrara en una carpa prefabricada que se instaló en el centro de producción de San Juan de Aznalfarache»
La gala empezó pasadas las diez de la noche y la presentó Carlos Herrera con una breve entrevista a Lola Flores. Su principal atracción fue la presencia en directo de Julio Iglesias.
En su prolijo informe, el periodista Gallardo compara Canal Sur con una enorme ballena varada que ha engullido una cantidad desorbitada de millones sin grandes resultados.
Canal Sur, la ballena de Jonás
Una máquina, una ballena, que ha cumplido un cuarto de siglo, más dispuesta al entretenimiento que a la formación y que parece vararse en poco más del 12% de audiencia entre sus dos canales (más una emisión en pruebas en HD) en el mar de la treintena de canales de la TDT y los más de 300 que puede disponer un cliente de pago.
Con internet como un océano infinito donde se pierden los contenidos, Canal Sur, que nació con toda la ilusión que cabía en un mapa, llegó cuando los andaluces sintonizaban sólo dos cadenas públicas nacionales, con la emisión matinal recién estrenada y con las privadas, autorizadas con resquemor por el Gobierno de Felipe González, aún en proceso de gestación.
Pasa revista a los directores que ha tenido el ente desde su creación, siempre al servicio de los intereses del PSOE y donde la política laboral ha estado siempre en discusión por la ausencia de criterios.
De ellos, probablemente el primero fuera el más revelador cuando, durante una comparecencia parlamentaria admitió que no podía dar muchos datos porque estaba «chungo de papeles».
Luego, en otra etapa no menos controvertida, como gobernador civil de Cádiz, Domínguez fue noticia por episodios muy chuscos, denunciados en aquel tiempo por Diario 16 Andalucía.
Para la inauguración se trajo a Julio Iglesias y a Rocío Jurado, aunque la carpa donde se iba a ofrecer el espectáculo en la festividad del 28-F de 1989 la arruinara el viento (alguno vio la predestinación en esa imagen).
Canal Sur nacía de lujo y con una nueva fórmula, la externalización de sus contenidos estelares, la contratación de programas de productoras, que venían así a promover un tejido de industria audiovisual en Andalucía: Canal Sur, la máquina; las productoras, los vagones.
Esa programación por la que desfilaban los recuperados Pepe Navarro, Emilio Aragón (cinco años en el paro y a partir de Saque bola ya no paró) o Paco Lobatón al frente del noticiario nocturno, se llevó de inmediato los 12.000 millones de pesetas previstos para todo el 89, que se gastaron en los primeros meses.
La emisora pública ha sido siempre un instrumento de propaganda más que de información. Y en los últimos años bajo la dirección política de Gaspar Zarrías, el consejero en quien Chaves depositó el control efectivo de la administración autonómica. El periodista Francisco Andrés Gallardo, no pasa por alto lo profundamente leales que han sido al ´régimen’ socialista andaluz:
Los directores generales de la RTVA (cuestionados junto a sus directivos por los altos salarios) han sido personas allegadas al presidente de la Junta. Rafael Camacho se sentó en el sillón de San Juan procedente de la portavocía del Gobierno. Esa situación siempre hizo sospechosos los contenidos informativos de la RTVA.
La complacencia con el poder siempre ha condicionado la credibilidad de Canal Sur. El presidente Manuel Chaves nombraba en 2008 a Pablo Carrasco, forjado en la autonómica y repescado tras cesar en TVE, buscando un nombre de consenso (infructuoso) con el PP que timoneara un tiempo de reconocible independencia en la RTVA, a semejanza de lo concebido por Rodríguez Zapatero para la cadena nacional. Una buena intención en un mal momento político, económico y mediático. La ballena sigue devorando a Jonás.
Con una plantilla sobredimensionada, de 1.680 trabajadores, inasumible en tiempos de crisis, Canal Sur es objeto de controversia en los últimos días ya que los sindicatos exigen al director, Pablo Carrasco, que no despida a 35 trabajadores que, junto a otros más, han venido ocupando puestos que salieron a concurso y deben ser ocupados por sus beneficiarios antes de este 25 de febrero, justo un mes antes de las elecciones andaluzas. Las protestas son diarias.
El comité intercentros opina que «si se cubren las vacantes de Convenio y se posibilita la conciliación familiar, para todos, ya no existiría despido de nadie».
Mientras que los opositores se comienzan ya a incorporar a sus plazas con contratos indefinidos, el director general, Pablo Carrasco, no tiene demasiado interés en crear más polémicas, pero el calendario de las protestas laborales les lleva a manifestarse frente al hotel donde se celebró el 38 Congreso Federal del PSOE, a este fin de semana en el Palacio de Exposiciones, con motivo del 17 Congreso Nacional del PP.
El comité ha creado una caja de solidaridad para que los trabajadores aporten fondos «porque la lucha se avecina larga y costosa».