José María Moriche, al que ya se conoce en ciertos ámbitos andaluces como ‘el maridísimo’, cobró su sueldo de auxiliar administrativo en el Instituto para la Formación y Estudios Sociales (IFES) con cargo a diversos cursos de formación.
Dichos cursos abarcaban una amplia variedad que iba desde los que proporcionaban cursillos de informática a nivel usuario a los de celador sanitario o vigilante privado, entre otros, según ha publicado La Razón.
A su vez, dichos cursos eran subvencionados de forma generosa por la Junta de Andalucía.
Sin embargo, el silencio decretado desde el Palacio de San Telmo ha sido total. El asunto, pese al torpedo a la línea de flotación de Susana Díaz, ha sido tomado con total discreción por la dirigencia socialista andaluza.
La cuestión no es baladí, pues afecta de lleno a la presidenta andaluza a través de su marido, y más cuando ambos han hecho todo lo posible por evitar derrapes en ese sentido.
A nadie se le escapa que Moriche cesó su actividad en Twitter a finales de junio del año pasado, cuando su esposa entró en las quinielas con todas las papeletas para suceder a José Antonio Griñán.
Moriche, autodefinitido como «trianero, bético y de izquierdas», optó por el silencio en una red social en la que proclamaba su afición al Betis, a la cerveza, al salpicón, al gazpacho y al tomate con sal.
Y es que algunos de los tuits futbolísticos se mezclaban con retuiteos a Griñán y conversaciones de lo más curiosas en las que Moriche se lamentaba, con ironía, por el hecho de que su suegro fuese todos los días a casa y se comiese las aceitunas gordales que atesoraba.
