Rubalcaba "simpatiza" con el voto directo de su sucesor, pero lo condiciona a unanimidad de los ´barones´
En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Susana Díaz aportó el domingo a su partido más de la cuarta parte de los votos que el PSOE obtuvo en España y ello le ha valido la pleitesía del socialismo.
La alfombra roja a la Secretaría General que abandonará Alfredo Pérez Rubalcaba en julio se extiende ante sus pies. Todos los barones regionales, salvo los de Extremadura y Asturias, le han pedido abiertamente que se postule para tomar las riendas.
Cualquier cosa con tal de que no haya un proceso abierto a la militancia, como piden los tres aspirantes outsiders, Carme Chacón, Eduardo Madina y Pedro Sánchez.
Ahora bien, ¿es Susana Díaz la reina Midas del PSOE, como creen -o quieren creer- muchos en el partido? Habiendo heredado la Junta de José Antonio Griñán sin urnas por medio, su único mérito político hasta la fecha es haber ganado las elecciones europeas al PP.
De hecho en su hoja de servicio en el PSOE andaluz hay más derrotas que victorias. El socialismo, o al menos sus gerifaltes, quieren encomendarse a una mujer que, siendo la secretaria de Organización del PSOE-A llevó a la formación a los peores resultados de su historia.
Susana Díaz fue número dos del socialismo andaluz entre 2010 y 2012, tiempo en el que por primera vez el partido conoció los sinsabores del fracaso tras treinta años de hegemonía. Y por tres veces además, con los EREs en pleno apogeo.
En las municipales de 2011 el PP barrió en Andalucía al PSOE por primera vez. Con 7 puntos de ventaja, consiguió mayoría absoluta en las ocho capitales -incluida Sevilla, la joya de la corona- y en cinco diputaciones provinciales.
Al socialismo sólo se le salvaron de la quema las diputaciones de Huelva, Sevilla y Jaén.
«Es posible que haya un avance del PP en Andalucía», sólo acertó a decir aquella noche Díaz, que había coordinado la campaña electoral con muy poco tino. Como también la siguiente.
Medio año después vino la segunda derrota para el PSOE-A de Griñán y Díaz. Andalucía, que tanto aportó a las victorias de José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 y 2008, en las generales de 2011 se decantó mayoritariamente por Mariano Rajoy: el PP obtuvo allí 9 puntos de ventaja, 8 escaños más que el PSOE (33-35) y quedó casi 400.000 votos por delante.
Y el remate fue la pérdida de las autonómicas de marzo de 2012. El PP las ganó por primera vez con tres escaños de diferencia (50 frente a 47), y lo único que salvó al PSOE fue que Javier Arenas no obtuviera la mayoría absoluta.
Eso también forma parte del currículum de Susana Díaz en la sala de máquinas del PSOE de Andalucía, aunque los socialistas tengan memoria selectiva.
