Mutilaciones de miembros, rostros y cuerpos más que perfectos, entre las lacras más comunes del mal uso de Photoshop
A buen seguro que los creadores de Photoshop ni se imaginaron los límites a los que se ha llevado su programa. Porque, cierto que la herramienta de Adobe es un básico para el trabajo de fotógrafos de todo el mundo, pero también lo es que el retoque ha llegado a extremos inimaginables.
Internet está lleno de páginas y páginas sobre los antes y los después, los retoques imposibles y un tema tan escabroso como cierto: las mutilaciones. Sí. Porque en más de una ocasión, el abuso del Photoshop, acompañado de olvidos imperdonables, han dado lugar a portadas de revistas en las que las modelos o las actrices aparecían sin miembros. Avril Lavigne perdió tres cuartas partes de su brazo en una portada de la revista Maxim. Emma Stone apareció sin una mano en un número de Vogue. Kristen Steward perdió un brazo en el retoque de una portada en Glamour.
Y así un largo etcétera de pérdidas de torsos, ombligos, caderas y demás partes del cuerpo…
Despropósitos de Photoshop con Avril Lavinge, Emma Stone y Kristen Stewart.
Un grado inferior, y mucho más extendido, es el de la chapa y pintura a la perfección. Si las desapariciones de miembros son abundantes, los casos de retoques para conseguir la cara y la piel perfectas se cuentan por decenas de millones. Rolling Stone, por ejemplo, en una de sus portadas, retoco a Katy Perry al completo. Igualaron el tono de piel -aceptable-, eliminaron las líneas del abdomen -mal-, le adelgazaron las piernas -mal- y le rellenaron los pechos -muy mal-. Así que si cree que vio a Katy Perry en lencería en tonos rosa palo, siento decirle que no. Vio a su doble Katy-Photoshop. Por su parte, GQ, en 2009, adelgazó el torso y las piernas de Kate Winslet -disculpable- pero no se dio cuenta de que el verdadero cuerpo de Kate era visible en el espejo que había detrás de ella. Y en Flare, por citar algún otro caso más, retocaron tanto a Jennifer Lawrence que no presentó ni el más ligero defecto a los ojos de los lectores.
Jennifer Lawrence, portada de Flare, sin ningún atisbo de imperfección.
En estos casos la pregunta que cabe hacerse es si preferimos una realidad alterada o la realidad tal cual es. The Washington Post, en su edición digital de la semana pasada, cuando se celebró la efeméride de Photoshop, contestó que preferimos una realidad alterada y no la realidad tal cuál es. En B GLAM, por el contrario, preferimos la realidad tal cual es. Photoshop, si acaso, ha de ser un make up de un buen trabajo fotográfico, pero no la creación o sustitución de personas.
Se trata de una tendencia que va a más. A finales de 2009, se manifestaron, con hechos, y en nuestro país, cuatro de las famosas más top del momento: Sara Carbonero, Patricia Conde, Paz Vega y Elsa Pataky. Todas ellas posaron recientemente para la portada de un número especial de la revista Elle sin maquillaje y sin retoques.
Carbonero, Conde, Vega y Pataky, portadas de Elle, sin maquillar ni retocar.
El año pasado, la firma de lencería norteamericana Aerie lanzó su campaña Primavera 2014: «Hora de ser realistas. Es hora de pensar en la realidad. Nada de supermodelos. Nada de retoques. Porque… Tu cuerpo real es sexy». Sin embargo, poco después del lanzamiento recibió críticas por algunas de las modelos que participaron en la campaña, que afirmaron que sí que hubo retoque.
En verano, Penélope Cruz, en una entrevista a la revista Glamour, fue contundente: «Me alegra que a estas firmas de cosmética cada vez les controlen más el retoque de las fotos para que no te conviertas en un muñeco. No quiero ver una foto mía que enseñe una mentira». Y el mes pasado, la cantante húngara Boggie denunció con un video los desmanes de Photoshop.
Un poco de Photoshop, desde luego. Equilibrar los niveles, ajustar la luz, eliminar sombras. Un make up, sí. Pero de ahí a crear mujeres diferentes a las fotografiadas o que nada tienen que ver con la realidad, no. Rotundamente no.