Hay prendas que pueden llevar varios siglos de existencia, pero que no acaban de funcionar. Y no lo hacen por su contexto, desconocimiento, por ambas razones o por otras mil singulares y enigmáticas. Sin embargo, Hollywood, en eso, se ha convertido, o mejor, algunas actrices, en verdaderos talismanes para poner de moda prendas centenarias o contemporáneas.
La bata femenina surge en el siglo XVIII de los antiguos négligés. A lo largo del XX se mezcla su diseño con la bata masculina, adoptando toda clase de formas y fantasías. Tradicionalmente se utilizaba como prenda para estar por casa y como prenda para llevar sobre el camisón o el pijama. Pero fue a partir de la cinta de Hitchcok Rebeca cuando se dio un fuerte impulso a su utilización gracias a la sensualidad y delicadeza con la que Joan Fontaine la exhibía en el film.
Fontaine en su papel en la cinta de Rebeca.
Pero el caso de Fontaine no es el único, el caso más paradigmático de todos es el del escote bañera lucido por Rita Hayworth en Gilda. El corte por excelencia ligado a la seducción femenina, ha ido evolucionando y optado diferentes formas. A principios del siglo XX apenas se lucía. En los años veinte, y por influencia de Poiret se ampliaron los escotes para los vestidos de noche. Poco más tarde, y con la progresiva práctica del deporte por aquel entonces, se liberaron ciertos tabúes existentes hasta el momento sobre él.
La escena de Hayworth en Gilda, un icono de elegancia y sensualidad.
Avanzando los años, ya en los cuarenta, el escote una auténtica revolución cuando Hayworth consagró el escote de bañera en la mítica escena de su interpretación musical y se pondría de moda durante los años posteriores. Pero fue algo más que algo pasajero, supuso un punto de inflexión. Y de hecho, los vestidos y prendas de playa de las décadas posteriores y actuales recogen este cambio y lo han aupado hasta el éxtasis del diseño y la feminidad.