Al caer en la cuenta de que doña Sofia se había puesto un Alejandro de Miguel me acordé de mi madre, que es la que me enseñó todo el oficio de la costura
El oficio de costura lo aprendió de niño de la mano de su madre. Desde entonces el hilo y la aguja no se han separado de él ni por un instante. Eso le ha hecho alzarse, el año pasado, con el Premio Dedal de Oro, al mejor diseñador. Sus propuestas de madrina y fiesta están repletas de feminidad. Sabe como pocos dialogar con los cuerpos curvilineos de la mujer y realzar su figura gracias a sus propuestas elegantes y sobrias, de líneas puras y refinadas. Por todo ellos hay quien le llaman a Alejandro de Miguel el nuevo Balenciaga de la costura. Quizá por todos esos componentes, allá por el año 2007, la reina Sofía quedó prendida de sus diseños e hizo su primer encargo al que han seguido varias decenas más. Y por ello, Alejandro de Miguel es conocido como el diseñador de la reina, de la reina Sofía.
– ¿Pensaste alguna vez que llegaría a vestir a la reina Sofía?
– En 2006, creo recordar, hice unas declaraciones en ABC en las que me preguntaron a quién me gustaría vestir. Y respondí: A su majestad la reina Sofía. Y ese fue el titular de la entrevista. Y fue algo premonitorio.
– ¿Y eso?
– Porque en 2007, un año después de esa entrevista, recuerdo que estaba haciendo unas fotos con del catálogo un fotógrafo muy importante y me llamó de la oficina mi hermana y me dijo: Han llamado del Palacio de la Zarzuela. Su majestad quiere probarse uno de los vestidos que ha visto. Yo, al principio, pensaba que era una broma. Nos llamó Laura Hurtado de Mendoza. Lo primero que hice fue meterme en Google y poner su nombre. Y descubrí que quien nos había llamado era la persona de confianza, mano derecha, la que siempre ha estado detrás de la reina Sofía. Ama de llaves de la Zarzuela y educadora de los hijos de la reina.
Diferentes propuestas de madrina y fiesta de Alejandro de Miguel.
– ¿Y cómo os conoció la reina Sofía?
– Vio en una boutique un catálogo mío y le gusto mucho una de mis chaquetas. Doña Laura me dijo que no me hiciese muchas ilusiones. Que la reina simplemente quería probársela. Porque a su majestad le gusta probarse las cosas antes de comprarlo y no todo lo que confeccionamos los diseñadores le sienta bien a la reina. Y puede pasar que le guste mucho la foto, pero tiene que quedarle bien.
– ¿Y cómo es ese proceso?
– A la reina no podemos estar haciéndole pruebas de vestuario a diario. Por eso, le tienes que coger muy bien la medida para que le queda perfecta la prenda, a la primera, y la compre. Para ello, me dieron una serie de medidas de ella y le mandé el traje que había visto y le había gustado y tuve la suerte de que le quedó perfecto, según me dijo Doña Laura, que me pregunto por el precio tras haber hecho la prueba, y me lo compró.
– ¿Comprar?
– Con ese primer vestido rosa que le hice a la reina, le dije a Doña Laura que quería regalárselo, porque para mí era todo un honor vestir a la reina de España, y que, por lo menos, el primer vestido me gustaría regalárselo. Pero no admitieron ese regalo, algo que les honra. De hecho, el vestido no se lo puso hasta que todo lo económico estuvo resuelto. Transparencia total. Después de ese primer vestido, hemos hecho muchos más vestidos hasta llegar casi a los 40.
Líneas sobrias y delicadas resaltan la figura femenina.
– ¿Y qué es lo primero que te vino a la cabeza al caer en la cuenta de que la reina había llevado un Alejandro de Miguel?
– Me acordé de mi madre, que es la que me enseñó todo el oficio de la costura. Desde niño siempre he estado cosiendo con mi madre y la primera persona que me vino a la cabeza fue mi madre. Y además, me sentí muy orgulloso y lo recuerdo como uno de los días más importantes de mi carrera.
– ¿Qué opinión te merece el estilo de doña Sofía?
– Es una persona muy elegante, que siempre ha estado a la altura, que nos ha representado como país, que nunca ha tenido una salida de tono, que siempre ha estado en su sitio, acorde, sin llamar demasiado la atención, -que eso para mi es la elegancia; estar acorde en cada momento con la situación y no tener desatinos ni ponerse cosas desmesuradas y demasiado espectaculares-. La elegancia por cosas sencillas y acordes con el evento.
Prendas únicas dotadas de personalidad propia.
– ¿Te sigue encargando prendas?
– Sí, aunque alguna menos, porque también tiene mucha menos actividad, pero seguimos en contacto. Además, a su majestad le gusta reutilizar y aprovechar los trajes de alta costura.