Un amigo, que además es famoso, y sigue siendo el mismo, ha superado una prueba de humanidad
Decenas de famosos han llevado una camisa Baruc Corazón. Se trata de una prenda con personalidad propia y con rasgos tan característicos que ha dado la vuelta al mundo. Y una creación marca España en su esencia.
– Me encanta que en tu forma de trabajar rechazas las ideas preconcebidas y diseñas partiendo de cero. ¿Quieres reflejar honestidad? ¿Qué opinas de las copias de diseños de grandes empresas como Zara?
– Creo que la honestidad es el mejor valor a transmitir, y sobre todo es la única forma de trabajar con la que me siento cómodo. La persona que diseña está plantando algo nuevo, la que copia está esquilmando la tierra: a la larga se impondrá la creación, o el mundo se volverá estéril. Creo que es una cuestión de sostenibilidad social. El problema es que esas grandes corporaciones son muy primitivas y desalmadas, pero poco a poco irán cobrando consciencia.
– No eres muy amigo de dejarse llevar por las tendencias. ¿Qué piensas de las sociedades occidentales, que en moda son calcos unas de otras? ¿Nos falta personalidad?
– Creo que nos dejamos arrastrar por las mareas, y la moda puede servir para camuflarnos en ellas. Pero si desarrollamos un perspectiva de las cosas y de nosotros mismos, se manifiesta un estilo propio que va más allá de las modas. La globalización está ayudando también ha ampliar el espectro, y a abrirse a otros cánones aparte de los occidentales que mencionas, sobre todo en hombre.
Catherine Denevue, Boris Izaguirre y Paulina Rubio con camisa Baruc Corazón.
– Has trabajado junto a grandes diseñadores de moda. ¿En qué son diferentes al resto? ¿Tienes algo de ellos en ti y en lo que haces?
– De cada firma o diseñador con quien he trabajado guardo algo que me interesa: de Missoni la creatividad aplicada a la técnica y al producto, en una dimensión familiar. De Jesús del Pozo, la libertad creativa, el arte del modelaje y la magia del desfile. De Hermès, la honestidad y la calidad como pegamento del lujo, y el sello que imprimía el anterior presidente, un humanista genial, Jean Louis Dumas. De Loewe, la experiencia de trabajar en un grupo multinacional y el lujo «seriado».
– Tu libreta siempre va contigo. ¿Y qué te acompaña a todo los lugares?
– Un libro. Una camisa. Un cojín para meditar y hacer yoga.
– Defiendes las prendas atemporales. ¿No es una política que vaya justo a la línea de flotación de tu negocio?
– Con una primera lectura, en efecto parece antieconómico, pues la moda funciona gracias a la rotación del producto. Parte de la honestidad que proclamaba: las prendas que más me gustan son las que me acompañan en el tiempo. Y paradójicamente, está afirmándose como parte de mi modelo de negocio: mis clientes repiten de lo mismo, porque es lo que les gusta.
– Tu camisa ha dado la vuelta al mundo y se la han puestos famosos de todos los países. ¿Qué es lo que se te pasa por la cabeza al ver el éxito de tu marca? ¿El trabajo ya está hecho y a vivir de las rentas?
– El éxito ha sido a nivel personal, pues he llegado a personas que admiro por todo el mundo. Pero no ha sido fruto de una campaña de marketing, sino que ha surgido naturalmente. Lo que falta es precisamente conseguir que ese entusiasmo que personas concretas muestran se comunique al exterior.
– Dime a qué famosos o personajes públicos te gustaría ver con tu camisa.
– Los personajes públicos no me interesan como tales: se ha banalizado mucho con esto, convirtiendo a las personas en cuerpos promocionales de las marcas. Pero hay mucha gente a la que admiro, y que me encantaría que compartieran mi forma de entender las cosas, que plasmo en la camisa.
«La persona que diseña está plantando algo nuevo, la que copia está esquilmando la tierra». FIRMA: Javier Peñas.
– Tu firma es ‘made in Spain’. ¿Por qué nos cuesta tanto creernos a nosotros mismos? ¿Crees que hasta que no dicen de fuera que uno es bueno en algo no pensamos lo mismo? ¿Complejo de inferioridad?
– En España tenemos una carga que nos viene del pasado, de autoestima, y normalmente nos crecemos tanto hacia adentro como nos acomplejamos hacia fuera. Siempre he pensado que el comenzar desde Madrid ha sido un hándicap, pero ahora aprecio el estar aquí, creo que es una opción estupenda dentro de la actual Europa, aunque implica ir a un ritmo más pausado.
– Piensas que llevar la corbata por obligación es trágico. ¿La veremos caer por otra prenda? ¿Cuál?
– Creo que las prendas no caen, y la corbata es un arte en sí. Por eso me parece trágico que se la utilice como forma de uniformizar, y se imponga por obligación, pues es difícil disfrutar de las imposiciones. En la película Her, vemos un escenario de moda futurible en el cual ha desaparecido. Pero creo que lo bonito es que se mantenga como un accesorio a elegir.
– Te codeas con famosos, ¿admiras algo en ellos? ¿No crees que lo mejor de ellos es su humanidad? ¿Son como el resto de los mortales?
– Pero claro, no hay una tipología de famoso, la fama llega y ya está. Lo que sucede es que la fama es traicionera, y puede trastocar mucho la personalidad. Un amigo, que además es famoso, y sigue siendo el mismo, ha superado una prueba de humanidad.