Supuesto que podamos elegir la época o mes para hacerlo, cada cual tiene su encanto, pero nos inclinamos por la primavera y el otoño (Camino de Santiago: ‘La Casa del Reloj’).
Finales de abril, mayo, junio, septiembre, son meses espléndidos, con días larguísimos, sin los rigores del calor del verano (Camino de Santiago: ¿Qué comer y dónde si eres peregrino?).
Quizá lo más importante de esas fechas es que hay menos peregrinos, pues debe tenerse en cuenta que prácticamente el 75% lo hace en los meses de julio y agosto, con lo que supone de masificación (Camino de Santiago: ¿Qué es mejor? ¿Bota o zapatilla como calzado peregrino?).
Los albergues que no funcionan todo el año sí lo hacen de mayo a octubre (Camino de Santiago: El equipaje del peregrino).
Muchos Caminos a Santiago confluyen con el Camino Francés en sus últimas etapas. Para obtener la Compostela hace falta demostrar haber caminado los últimos 100 Km de cualquier Camino.
Todo lo anterior concluye en que los últimos kilómetros del Camino Francés en agosto resultan ser más que una peregrinación, una romería (Camino de Santiago: El resurgir de la Ruta Xacobea).
Hay mucha gente y cierta imposibilidad de encontrar cama en un albergue público por grande que sea. La alternativa son los albergues privados y las casas rurales, alguna de las cuales merece realmente la pena.