Mal van las cosas para el presidente canario si, a estas alturas de la película, tiene que echar mano de la censura. Cual redivivo Felipe González (más en boga que nunca, precisamente), Rivero ha copiado la fea costumbre de poner veto a determinados periodistas que pudieran ser molestos en sus cuestiones. Quizá, a pocos meses para la celebración de las elecciones, está nervioso por si los resultados en las urnas no son los deseados y, si puede, evita más fugas con planteamientos incómodos por parte de la canallesca.
Eso mismo es lo que debió pensar el pasado lunes en la noche el jefe del Ejecutivo cuando, invitado a una entrevista en Mírame Televisión, en el espacio El Frangollo, los habituales periodistas que calcinan a preguntas incómodas a los políticos que acuden al plató fueron relevados en su práctica totalidad. Sólo dejaron al jefe de informativos de la casa, David Cuesta, y precisamente por trabajar en la cadena, porque es otro de los periodistas más molestos para el poder establecido.
Cuenta el Blogo Feroz que «previamente, los fontaneros del presidente fueron deshojando los pétalos periodísticos para dejar a Paulino a buen resguardo de morlacos poco afines a la causa».
«Así, fueron rechazando a los periodistas que suelen colaborar normalmente con Manolo Artiles, director de la cadena y presentador del espacio, no fuera que empitonaran al jefe en un descuido. Por eso, Francisco Pomares, un fijo en el apartado de las entrevistas políticas, fue el primero en ‘ser desaparecido’ del mapa, pero tampoco estaban otras clásicas como Carmen Ruano o Cándida Carballo.
De hecho, el único que pudo añadirle picante a un producto sosísimo fue David Cuesta. Los dos compañeros que se prestaron al juego de ser los elegidos para la causa presidencial fueron Juan Galarza, presidente de la Asociación de la Prensa de Tenerife y Gabriel Mesa, director de Interadio Tenerife. Estos dos, asegura el Blogo Feroz, «no hicieron sangre».
