El socio de Pedrojota Ramírez, Fernando Peña Suárez, se escabulle por enésima vez de la acción de la Justicia. El constructor, presidente de la extinta La Gaceta de Canarias, ha logrado que la demanda que le había puesto Unidad Editorial por el incumplimiento de contrato, es decir que El Mundo y La Gaceta fuesen en el mismo pack, algo que no sucedió desde el 10 de noviembre de 2008 con el inicio de una huelga por impagos a los trabajadores, haya sido rechazada por la jueza Ana Fernández Arranz en lo que corresponde al monto económico y que podía haber ascendido a medio millón de euros.
La magistrada sí ha estimado la resolución del contrato y obliga a la consejera delegada, Elena Rodríguez Darias, a abonar cerca de 82.000 euros en concepto de daños y perjuicios a Unidad Editorial. Por supuesto, tampoco ha tomado en consideración las cantidades que exigía la empresa editora de La Gaceta de Canarias, Periódico y Ediciones de las Islas Canarias, y que se elevaban a cerca de 900.000 euros, aunque la cifra final podía haber sido mucho mayor.
Rodríguez Darias, pareja sentimental de Peña Suárez, ha sido condenada subsidiariamente al abono de esa cantidad de 81.597,60 euros. Inicialmente, se va económicamente contra Periódicos y Ediciones de las Islas Canarias, que deberá ingresar ese montante a la empresa editora de El Mundo. Sin embargo, en previsión de que esa sociedad limitada se encuentre sin un céntimo de fondos, será Rodríguez Darias la que tenga que rascarse el bolsillo y abonar íntegramente ese dinero.
NEGRO HORIZONTE
Y crecido por el fallo judicial, el 27 de abril Fernando Peña solicitó a la instancia judicial obtener la potestad para ser liquidador único de la empresa Salatín, la constructora que asumió la compra de La Gaceta de Canarias. El objetivo de este empresario con más salidas que el metro de Tokio y una caradura similar a la traquita de la montaña de Tebeto se debe, lisa y llanamente, a que persigue cargarse cualquier fuente de ingresos que le vincule con el extinto diario y que, por tanto, eliminar toda posibilidad real que le obligue a pagar hasta el último céntimo en indemnizaciones a los empleados y a los acreedores. La cifra que se maneja en cuanto a la pella económica que ha dejado este ‘personaje’ ronda los dos millones y medio de euros.