El deplorable espectáculo de estos líderes políticos

La regla de las tres opciones

La regla de las tres opciones
Cerebro y cuerpo humano. BE

Hay momentos en los que la vida nos da a elegir entre diversas opciones y ninguna nos acaba convenciendo. Hace años, un compañero de trabajo me explicó una regla, la de las tres opciones, que funciona siempre menos en este momento de la política española. Os lo explico…

Hace muchos años, un compañero de trabajo me dijo que cuando se le hacían tres propuestas a un cliente, a sus ojos una acaba convirtiéndose en la buena, la otra en la regular y la última se convertía en la mala. Y matizó que a pesar de que las tres fuesen sustancialmente buenas, la elección final de quien pagaba, acababa haciendo que esta norma se cumpliese.

Si aplicamos la fórmula a cualquier entorno, también se acaba cumpliendo porque lo que hace buena una cosa es que alguien la elija, transformando lo demás en menos bueno por definición.

Pero semánticamente esta regla tiene truco puesto que esa elección no se basa en decantarse por la opción más buena en cada momento sino por la más adecuada. De este modo, si nos diesen a elegir entre un Ferrari y un BMW 4×4, podríamos decir que ambas son buenas opciones, pero qué duda cabe que la del Ferrari ampliamente se consideraría la mejor porque esa marca goza de un mayor prestigio. Sin embargo, si nos diesen a elegir entre ambos coches para cruzar el desierto, la opción del BMW se acabaría convirtiendo en la más adecuada y, por tanto, la mejor. Es decir, el contexto en el que elijamos algo condiciona la calidad con la que valoremos las opciones que se nos presenten.

Después de todo este rollo que os he explicado y en el que he perdido estúpidamente la posibilidad de que BMW patrocine mi blog, me atrevo a decir que en la política nacional española que estamos viviendo pasa un poco lo mismo.

  • Opción 1: que el PP pacte con el PSOE + Ciudadanos…
  • Opción 2: que el PSOE pacte con el resto de partidos de izquierdas…
  • Opción 3: que haya nuevas elecciones.

Todas las opciones son respetables, todas las opciones pueden ser buenas si solucionan el problema de gobernabilidad y de gestión en el que estamos sumidos, pero solo habrá una que puede ser las más adecuada: la que arregle los problemas del país.

Aunque también cabe otra posibilidad, que no queramos ver a partidos corruptos en el poder, que no queramos ver a un presidente que haya sido capaz de pactar con formaciones políticas antagónicas para salvar su culo y que también tenga mucho que callar, o que no queramos ver como esta banda se vuelve a gastar 130 millones de euros para hacer unas nuevas elecciones y que todo vuelva a quedar más o menos igual.

Como no acababa de encontrar cuál era la opción más adecuada entre las tres posibles siguiendo la regla en cuestión, he vuelto a repasarla y también el ejemplo político que he tomado, y confirmo que la regla es buena.

Lo que he constatado que no es bueno es el deplorable espectáculo de estos líderes políticos, que se empeñan en convertir todas las opciones en malas, cuando los que las hacen malas son ellos, ¿no creéis?

Chavales: menos ego y más sentido de estado. Quizás es el momento de caras nuevas que nos ayuden a ver cuál es la mejor opción, pero de momento creo que muchos no la vemos.

Carlos Alonso
Escritor y conferenciante

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Autor

Carlos Alonso

Experto Actitud, Comunicación, Liderazgo, Marca personal, Motivación, Optimismo y el arte de Reinventarse.

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