Mediante la combinación de la elaboración tradicional y los últimos avances tecnológicos se puede conseguir unos jamones de excelente calidad si se cuenta con una estricta selección de las materias primas, como el cerdo blanco, y el rigor en los controles de calidad. Con medio siglo de existencia, ese es uno de los grandes méritos de Cárnicas 7 Hermanos, que cuenta con una cartera de más de 8.000 clientes que compran sus jamones y embutidos.
Se tratad de una empresa de origen familiar fundada a comienzos de 1965, como un modesto negocio de almacén de jamones y embutidos en la localidad salmantina de Ledrada, dentro de la comarca de Béjar. A principios de los 70 se construye la ampliacion del matadero y fábrica de embutidos y jamones en la localidad de Villamanta (Madrid), unas instalaciones de más de 3.000 metros cuadrados.
El segundo, y mayor, salto en cuanto a su crecimiento se produce en 1989. Ese año se inagura la nueva fábrica de Valmojado (Toledo), con más de 8.000 metros cuadrados construidos y la más avanzada tecnología que permite optimizar muchos procesos y mejorar aún más la calidad de los productos.
Una vez instalados en Castilla-La Mancha, los productos curados poco a poco van teniendo más peso dentro de las ventas de la Cárnicas 7 Hermanos. En el año 2002 se realiza una ampliacion en las instalaciones de Valmojado de 5.000 metros cuadrados para construir unos modernos secaderos con una capacidad para 600.000 piezas.