El agredido osó recriminar la actitud de los alborotadores en la estación
No le dieron más, porque no quisieron ya que los Mossos d’Esquadra no aparecieron por lado alguno y la zona estuvo en manos de los vánadalos durante horas.
La víctima, en esta caso concreto, es un trabajador de uno de los comercios de la estación de Sants en Barcelona, al que los un grupo de antisistemas que actuaba como piquete ‘informativo‘, dejó literalmente ko.
Como se filmó una cámara de 8TV y se ve en el vídeo subido a Youtube, el hombre fue rociado con un extintor y después recibió una patada.
Cuando se incroporaba, se le aproximó un facineroso y le largó un tremendo puñetazo, que lo derribo de nuevo al suelo.
El delito del hombre fue recriminar su actitud a los alborotadores, que habían destrozado varios comercios y restaurantes dentro de la estación, además de robar artículos a granel.
BARCELONA CIUDAD SIN LEY
La repercusión de la huelga, importante en la industria, menor en el comercio, y la masiva marcha de los sindicatos mayoritarios por la tarde -80.000 manifestantes según la Guardia Urbana- quedaron en un segundo plano.
De nuevo, la imagen de Barcelona vuelve a quedar asociada a las calles ardiendo y a los vándalos dueños del terreno y aterrorizando a la ciudadanía, sin que la Generalitat o los Mossos parecan capeces de hacerles frente.
Aunque al mediodía de este 29 de marzo de 2012 se habían producido ya graves incidentes -a las seis de la tarde se contabilizaba más de un centenar de contenedores quemados, al final fueron 225, y ataques a comercios y entidades bancarias- los disturbios más graves se produjeron por la tarde, pasadas las siete, durante el transcurso y con posterioridad a una marcha de la CGT.
LOS DE LAS CAPUCHAS
Emboscados entre el gentío, escondidos bajo capuchas y pasamontañas, decenas de violentos, por momentos centenares, la emprendieron con todo.
A lo largo de la calle Pau Claris ardieron varios contenedores, una minucia al lado de lo que estaba por venir.
En la calle Fontanella y la Ronda de Sant Pere, entre las plazas de Cataluña y de Urquinaona, se desató el caos.
Más contenedores ardiendo y, en un salto cualitativo que demuestra la gravedad de lo sucedido, el asalto y posterior incendio de una cafetería de la firma Starbucks.
Se reventaron escaparates, entre otros los de El Corte Inglés, a los que también se intentó prender fuego. Adoquines, maceteros destrozados, vallas… todo valía.
A ROBAR QUE SALE GRATIS
Como explican A. Gubern, E. Armora y J. Caballero en ‘ABC, la mancha violenta se extendió por todo el centro, también hacia el Paseo de Gracia, donde se rompieron los escaparates de un Zara, de donde salieron volando los maniquíes, a la vez que se atacaban otros establecimientos, entre otros, una oficina de Viajes Halcón.
Los convoyes del Metro, en ese momento cumpliendo servicios mínimos, no paraban en la estación de Plaza Cataluña.
Los contenedores volvieron a arder, en ese momento con la ciudad ya a oscuras, en una imagen que a muchos sobrecogió. El cruce de la calle Diputación con Balmes, por ejemplo, ardía por completo, hasta el punto de que era imposible cruzarla andando.
LOS MOSSOS DESBORDADOS
Los Mossos d’Esquadra, a priori preparados para una jornada de huelga que se anunciaba «complicada», según el consejero Felip Puig, se vieron por completo desbordados.
En la calle Fontanella, también en otros puntos, tuvieron que recular en ocasiones, acosados por la turba, recluyéndose en las furgonetas.
En un momento, en unas imágenes tomadas por TV3, incluso se pudo ver a un agente de paisano protegiéndose con lo que parecía una pistola.
Se emplearon con profusión pelotas de goma y, de manera excepcional, se intentó dispersar a los manifestantes con gases lacrimógenos.