El periódico de Javier Godó, Conde de ídem y Grande de España, explica desde ayer la situación política y social de Cataluña a los británicos. Los británicos son ese pueblo en el que habitan decenas de miles de esos jóvenes que invaden cada año la catalana terra, el ámbito territorial de La Vanguardia, y le regalan a las páginas de sucesos de medio mundo noches de sexo, droga, rock and roll y “balconing” –The Guardian y La Vanguardia explican Cataluña a los británicos-.
Está muy bien la iniciativa del periódico de Barcelona, compartida y reproducida por el tabloide británico The Guardian, para ilustrar al público inglés sobre lo que es Cataluña a la luz del día, teniendo en cuenta el amplio porcentaje de súbditos de su Graciosa Majestad que sólo la han conocido de noche.
Un suplemento diario del periódico británico, que nació en Manchester en el siglo XIX e inmigró a Londres en 1964, les va a contar a sus lectores qué es, de dónde viene y a dónde va Cataluña en tan sólo siete días (desde el pasado lunes hasta el próximo 25-N) Eso es internacionalizar el proceso catalán, hombre, y no lo que venía haciendo el Molt Honorable Artur Mas, ofreciéndoles vergonzantes sesiones de psicoanálisis al cualquier corresponsal extranjero que llamase a la puerta del Palau de la Generalitat.
Quim Monzó y Pilar Rahola en la lengua de Shakespeare
En un sugerente cóctel de sesudas reflexiones de cosecha propia de The Guardian, convenientemente mezcladas con magistrales y objetivas aportaciones de Quim Monzó, Francesc de Carreras, Enric Juliana y Pilar Rahola, todas ellas firmas de garantía para contar su verdad, toda su verdad y nada más que su verdad, los británicos van a poder colmar al fin sus ancestrales ansias de saber lo que ocurre fuera de la isla. Porque, otra cosa no. Pero a los ingleses siempre les ha preocupado un horror lo que pasa fuera de su territorio, como llevan demostrando desde hace tiempo con sus enriquecedoras aportaciones a la construcción de Europa.
La semana catalana de papel periódico en el Reino Unido, se ha iniciado con una amplia descripción del corresponsal de The Guardian en España, Giles Tremelett, un periodista-médium o un médium-periodista que en 2008 ya había publicado una profecía esotérica sobre la piel de toro: “España ante sus fantasmas”.
El segundo acto de la obra consiste en una amplia entrevista a Artur Mas, el príncipe de Cataluña que, en un plagio vulgarizado del legendario príncipe de Dinamarca de la factoría Shakespeare, se marca un monólogo del ser o no ser catalán en el que se echa de menos una voz que ponga a los lectores en situación: “¡algo huele a podrido en Cataluña”. A lo mejor es que el Honorable ha perdido toda esperanza de ser “adoptado” por la Unión Europea, e inicia un proceso alternativo de integración a la Commonwealth.
Batallitas para los “guiris”
Y ahora es cuando empieza el coro de plumas inglesas y catalanas, hasta el próximo 25-N, a contarles a los “guiris” sus “batallitas” de la guerra de la independencia que ha declarado unilateralmente la discreta y encantadora burguesía catalana.
Todo parece indicar que la iniciativa mediática tendrá éxito. Porque por esas tierras está muy extendida la costumbre del “balconing”, o sea, tirarse a la piscina desde los balcones de los hoteles con resultados inciertos y, a veces, dramáticos. Y el balconing político que ha empezado a practicar Artur Mas, que se tira a la piscina un día sí y otro también, puede hacer gracia por esas tierras donde hay tantos aficionados.
¿Quién paga la fiesta mediática?
Pero, la pregunta es: ¿quién paga la fiesta? ¿A quién van a ordeñar el Conde de Godó y los propietarios de The Guardian? ¿Quién pone la pasta? ¿A cuántos euros le sale a cada catalán la página de suplemento del tabloide anglosajón para mayor gloria de Mas en la lengua de Shakespeare?
Éramos pocos, han sometido a los catalanes a pocos recortes, les tenían poco “fututs” con el euro por receta, y ahora les cuelan clandestinamente el euro por página de The Guardian. Porque, que no se engañe ningún súbdito de Artur+ independentista, indeciso o unionista (que de todo hay en la viña del Señor), todo lo que paga y todo lo que debe la Generalitat, lo están pagando o dejando a deber los catalanes entre noches de bohemia y de pasión nacionalista.
Por cierto: ¿cobran Quim Monzó, Francesc de Carreras, Enric Juliana y Pilar Rahola por esta épica cruzada mediática o colaboran desinteresadamente, ofreciendo gratis el zumo de sus fértiles neuronas por amor a la causa? No vaya a ser el diablo que los catalanes, tan preocupados como el resto del personal con la dichosa prima de riesgo, “a más a Mas” estén haciendo el primo.