El ministro Wert les deja claro que el catalán tendrá la misma consideración como mínimo que el castellano
José Ignacio Wert, que es hombre birllante y de verbo rápido, ha optado este 12 de diciembre de 2012 por contenerse y no fustigar con su fina ironía a la oposición, para no encender todavía más la polémica.
Pero si ha estado firme y contundente el ministro de Educación español.
En respuesta a una batería de preguntas de toda la oposición en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, ha respondido que su intención es «hacer cumplir la Constitución, las leyes»:
«Lo importante es mejorar la calidad de la educación, después de que otro organismo internacional nos ha vuelto a sacar los colores por la preparación de los alumnos de 4º de Primaria».
UN MINISTRO CON MUY BUEN TALANTE
Para empezar, de buena mañana, Wert se ha encontrado con el alegato en pro del catalán del portavoz de ERC, Alfred Bosch, y del portavoz de ICV, Joan Coscubiela. Ambos han asegurado que «ni con un guardia civil en cada aula los alumnos dejarán de estudiar en catalán».
Además, no acatarán la norma. La defensa de la lengua catalana ha unido a todos los diputados catalanes de la Cámara ya que el parlamentario del PSC Francesc Vallès también ha entrado en el terreno de las advertencias:
«Si quiere tocar la lengua catalana va a encontrar en frente a todo un pueblo; el conflicto va a ser muy duro y muy largo, váyase antes de que sea demasiado tarde».
El ministro, controlando en todo momento la escena, ha asegurado que el borrador del anteproyecto no tendrá como resultado en absoluto «una batalla social y lingüística y solo pretende cumplir las sentencias del Tribunal Constitucional».
Han sido unos minutos intensos con las intervenciones apasionadas de Bosch y Coscubiela, aunque no se ha quedado atrás el parlamentario socialista Frances Vallès que ha augurado un conflicto de gran magnitud si el gobierno de España altera el modelo de inmersión lingüística.
El ministro ha dado intencionalmente un tono bajo a sus respuestas para que la efervescencia dialéctica bajara. Así, en el diario de sesiones solo quedan las intervenciones apasionadas de los diputados catalanes.
Pero ahí quedará los minutos de ambos políticos nacionalistas acompañados por el resto de los diputados de ERC que han lucido unos pequeños letreros con la leyenda «Keep calm».
Alflred Bosch ha ido subiendo el tono de su intervención, intercalando el castellano y el catalán y calentándose por momentos.
«No nos moverán; no le vamos a consentir que perpetren un atentado contra un país entero, cuando llevamos 35 años de un modelo sin problemas».
«Ustedes van a chocar con un gigante, con una nación dispuesta a defender a sus hijos. ¡Ni se le ocurra tocar a nuestros hijos; estamos hartos, vale ya; no acataremos, no acataremos», ha dicho ya casi gritando. No se ha quedado atrás Coscubiela.
«Cuando ya nadie le recuerde a usted señor ministros, en Cataluña se seguirá hablando catalán y se seguirá enseñando en catalán».
Y entonces ha llegado Vallés del PSC:
«Se va a encontrar con todo un pueblo; no toque el catalán, es una agresión intolerable y si lo toca, el conflicto va a ser muy duro y muy largo».
El ministro Wert les ha escuchado impasible y se ha limitado a decir que el anteproyecto no pretende introducir esos peligros para la lengua catalana pero se ha dejado los principales argumentos para el debate posterior, más sosegada que la pregunta de cinco minutos, en respuesta al portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, sobre el mismo tema.
Todos los partidos catalanes, en efecto, por separado, han hecho frente contra los planes para las lenguas cooficiales del Estado. Nadie se ha querido quedar atrás, tampoco el PP de Cataluña.
Cuando el ministro ha terminado la intervención se ha reunido en un despacho del Congreso con la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez – Camacho. No por casualidad.
Y ARTUR MAS A LO SUYO
Aunque ha salido malparado de las elecciones autonómicos, desde el pasado 25 de noviembre Artur Mas no ha parado.
Es díficil saber que pasos dará, cuando todavía no ha sido capaz de formar gobierno o de urdir los pactos necesarios para hacerlo de forma estable, pero sigue sacando pecho y amenazando.
Según revela Antonio Fernández en ‘El Confidencial’, el president prepara un referéndum que podrán votar inmigrantes y mayores de 16 años.
«Los partidos catalanes a favor del referéndum independentista tienen ya las líneas maestras de la ley de consultas que Artur Mas ha prometido en el caso de que el Gobierno central no dé su consentimiento para realizar dicho referéndum. ERC ha forzado a CiU a ampliar el derecho a decidir a los mayores de 16 años y a todos los extranjeros empadronados en Cataluña».