Una Cataluña basada en la negación de su pluralidad, segada por la guadaña de la uniformización

Diario de un no nacionalista: ¡No es la economía, estúpido!… ¡Es la hispanofobia!

Diario de un no nacionalista: ¡No es la economía, estúpido!… ¡Es la hispanofobia!
Cataluña, independentismo catalán, estelada, CiU y ERC. EP

las declaraciones del Consejero de Economía catalán cuando apuesta por “ceder más soberanía a Bruselas que a Madrid”, ¿pero no habíamos quedado en que el problema era la supuesta asfixia económica de “España”?

 

 

Muchas veces los que defendemos posturas pluralistas y sociedades inclusivas caemos en las trampas lingüístico/políticas de aquellos que apuestan por una Cataluña tan independiente como excluyente, una Cataluña basada en la negación de su propia pluralidad, una Cataluña segada por la guadaña de la uniformización…

Pero también es cierto que Cataluña –como concepto de reducción mediático- es usada por las fuerzas políticas nacionales como una estupenda cortina de humo con la que tapar todas las contradicciones, corrupciones y alteraciones varias de nuestra joven democracia (como los casos de corrupción del PP, PSOE o CiU)…

Muchas veces se unen intereses espurios que solo tratan de tensionar la sociedad catalana con el objetico de ocultar la auténtica agenda política junto los que pretenden usurpar la soberanía del ciudadano en pos de un bien que se supone superior al individuo (como es el caso del nacionalismo).

despreciar, denostar y calumniar cualquier argumento económico que contradiga los postulados propalados por los instrumentos del Sistema nacionalista

 

 

 

Uno de esas engaños –tan bien diseñado como perpetrado- ha sido confundir nacionalismo con economía, o mejor dicho, soberanismo con bienestar económico, difundiéndose hasta la náusea datos económicos más que discutibles (tanto conceptualmente como políticamente -¿cuántos países se ocupan en discutir por supuestos déficits fiscales y ordinalidades que solo benefician a los más ricos en detrimento de los más pobres?-) preñados de una carga ideológica indisimulada pero asumidos por la población gracias a una red de medios de comunicación públicos y subvencionados rendidos a la Causa.

Causa que también incluye despreciar, denostar y calumniar cualquier argumento económico que contradiga los postulados propalados por los instrumentos del Sistema nacionalista, evidentemente esta banalización del contrario únicamente responde a la carga ideológica del dato económico, porque la cuestión no es la verosimilitud del argumento, la cuestión es la manipulación del individuo, es la creación de una sensación social que empuje a la gente a creerse explotada y ninguneada por el “Estado”…

…¿qué dirían los próceres del nacionalismo catalán si un país de la Unión Europea quisiese hacer un referéndum para “independizarse” de la UE porque contribuyen demasiado a la solidaridad europea?

 

 

Pero esta situación de cinismo puro, de hacer pasar por argumentos objetivos lo que no son más que soflamas ideológicas, de creación de un adversario antagónico que no solo nos niega sino que también nos roba.

Y que su propia existencia depende de un nosotros diferenciado, ha calado de tal manera que resultan casi imposible debatir en igualdad de condiciones, degradando así la calidad de nuestra democracia, esto es, confunden lo que es opinión de lo que es objetividad, lo que es ironía y victimismo de lo que es argumentación democrática.

Sin embargo, algunas veces ocurren milagrosas declaraciones de dirigentes nacionalistas que hacen chirriar su propio relato, hablo en este caso de las declaraciones del Consejero de Economía catalán cuando apuesta por “ceder más soberanía a Bruselas que a Madrid”, ¿pero no habíamos quedado en que el problema era la supuesta asfixia económica de “España”?, según el consejero tienen esa predisposición hacia Bruselas porque Europa no niega la catalanidad de los catalanes.

Pero ¿cuál es según él/ellos es la auténtica catalanidad de los catalanes?, ¿aquella que arrincona institucionalmente la lengua propia de la mayoría de los catalanes?

¿Aquella que niega que arrincona –y niega- la pronunciación mediática de la palabra España a contextos de enfrentamiento agonístico o, simplemente, negativos?, ¿aquella que obliga a los niños a renunciar a su lengua materna porque la conciben como una lengua extranjera?

¿Aquella que niega al individuo la posibilidad de tener una identidad plural?…¿qué dirían los próceres del nacionalismo catalán si un país de la Unión Europea quisiese hacer un referéndum para “independizarse” de la UE porque contribuyen demasiado a la solidaridad europea?…

Imagino que a cualquier ciudadano que viva fuera de Cataluña le sorprenderán algunos de mis análisis, pero la realidad política (los partidos solo pueden dividirse entre partidarios o detractores de la independencia), social (solo hay una sociedad legitimada en ocupar las plazas y las calles) y mediática (la mayor parte de los medios son extrañamente favorables a los postulados del Sistema) es tan asfixiante, está tan enmarañada que se invierten valores, confundiéndose ideología con moral, cultura con ética, lengua con identidad, colectividad con individuo, comunidad con ciudadanía, nación con poder, e incluso, se llegan a confundir víctima por verdugo, libertad con tiranía, democracia con despotismo…

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