… no importa qué piensen los ciudadanos, qué representantes hayan elegidos, sea como fuere, si no siguen los mandatos de la metrópoli catalana, si no siguen las directrices de este colonialismo soft deben ser reprendidos…
El Parlamento de las Islas Baleares ha aprobado una resolución en la que indican que “los Paises catalanes no existen” y que “las islas Baleares no forman parte de ningún País catalán”, esta resolución es la respuesta a las injerencias de un Parlamento de Cataluña que se cree dotado de la potestad de corregir o dar lecciones a los legisladores de otras comunidades autónomas, precisamente aquellas que formarían parte de los quiméricos y esperpénticos “Países catalanes”.
Cabe resaltar que el PSIB (Partido Socialista de las Islas Baleares) ha votado en contra de dicha resolución, parece que está a favor de considerar a los ciudadanos de Baleares como una parte más de la Gran Cataluña con la que sueña el nacionalismo catalán, con un gran país impuesto a través de imaginarias delimitaciones lingüísticas, como por otro lado no podía ser de otra manera, la lengua vuelve a aparecer con ariete político, como instrumento conformador, con herramienta política y de manipulación.
Manipulación que llega al extremo de que muchos ciudadanos creen inocentemente en la adscripción territorial y política en función de la lengua, como si de un bien superior se tratase en el que no importa su opinión y, si llega a importar, se debe cambiar, esta sumisión mental a los postulados reduccionistas y nada democráticos del pancatalanismo podría asemejarse a un síndrome de Estocolmo sociológico.
Pero en este caso el secuestro es por desinformación, por manipulación informativa, por la constante aparición televisiva de mapas del tiempo de los “Países Catalanes”, por la constante referencia a la “lengua común” y los secuestrados somos todos aquellos ciudadanos que estamos en la órbita de dichos “Países Catalanes”…
Esta ideología caducada se vale de academicismos (como recurrir al continuum lingüístico) para sustentar sus ambiciones territoriales, de un romanticismo politizado cuyos antecedentes de Entreguerras era aquél que decía –con trágicas consecuencias- “Alemania es dónde haya una sola persona que hable alemán”, se repite el esquema, no importa qué piensen los ciudadanos, qué representantes hayan elegidos, sea como fuere, si no siguen los mandatos de la metrópoli catalana, si no siguen las directrices de este colonialismo soft deben ser reprendidos.
Pero lo dicho hasta aquí puede parecer anecdótico, o incluso, un poco sofístico, pero en la práctica de las cosas, en la política de la realidad, vemos cómo la Generalitat de Cataluña lleva inmersa en una campaña a favor del llamado “corredor mediterráneo” en detrimento de otras opciones como el llamado “corredor de la meseta”, el gobierno catalán argumenta la idoneidad económica de dichas infraestructuras, pero desde un punto de vista geoestratégico ¿por qué despierta tanto interés dicho proyecto?, ¿por la riqueza que pueda generar en Cataluña y al resto de España?, ¿por qué no admitir otras opciones tan válidas (y compatibles) como la del corredor mediterráneo?
Pues la respuesta podría estar en que dicho proyecto vertebraría básicamente esos “países catalanes”, que la presión político-mediática y la urgencia demostrada respondería a que gran parte de la inversión vendría de Europa, una Europa a la que una Cataluña independiente no podría recurrir, pero, sobre todo, que una España vertebrada y conectada con Europa a través de Cataluña podría ser asfixiada y/o condicionada políticamente por el gobierno catalán independiente, el corredor mediterráneo sería al resto de España lo que son los gasoductos rusos a Ucrania…esos son los sueños del imperialismo nacionalista catalán.
