Diario de un NO nacionalista

Independentismo en “castellano”

Independentismo en “castellano”
Cataluña, soberanía, independentismo y nacionalismo. EP

“…lo que ellos representan es el éxito de la política de asimilación y la inoculación del pensamiento único, ya que, para el nacionalismo, la única manera de evitar dicha fractura es, precisamente, la homogeneización política, la asunción de sus premisas y postulados, la inoculación de un lenguaje claramente performativo, la imposición de una espiral de silencio o de asimilación…”

Uno de los fenómenos más sorprendentes que ocurren en Cataluña lo encontramos en ciertos comportamientos muy comunes entre muchos ciudadanos catalanes cuya lengua propia es el español, hablo de primera mano, de los muchos amigos y/o conocidos que a pesar de ser castellanoparlantes insisten en educar a sus hijos exclusivamente en catalán, esforzándose para evitar el uso del español en sus relaciones familiares.

Esta forma forzada de socialización primaria es vista como un acto de entrega por parte de los progenitores, como si la renuncia a lo propio facilitase el futuro de los vástagos cuando se adentren en el econosistema creado tras más de treinta años de nacionalismo, lo más chocante es que poca gente repara en este hecho, pocos son los que denuncian esta presión social implícita que parece haber pasado a formar parte del “sentido común” nacionalizado.

Naturalmente esto responde a un estado de interiorización del complejo de inferioridad de muchos de los catalanes que no encajamos en los estándares de comportamiento que el imaginario colectivo nacionalista, pero ello no es algo fortuito ni mucho menos gratuito, su objetivo es político e ideológico, porque lo explicado más arriba, la renuncia a perpetuar la propia identidad (del tipo que sea y  con todos los matices posibles) refuerza la socialización primaria ideologizada de las escuelas catalanas.

Aquí nos encontramos con dos fenómenos, el primero es la manipulación –muchas veces voluntaria o cooperadora- de las primeras fases de socialización de nuestros hijos, dónde se crean los referentes narrativos básicos que dotan de significado al mundo que nos rodea (con ello se puede forzar o conformar unas significaciones u otras), en concreto me refiero al artificial medio cultural construido por el nacionalismo, relacionando (de forma casi imperceptible) la narración institucional con aquello individual, lo político con lo íntimo.

El segundo fenómeno es mucho más evidente, mucho más prosaico, se trata de la renuncia, la sumisión al poder establecido, la asunción e interiorización de una situación de discriminación social gracias a esa especie de relativismo cultural que jerarquiza a las personas en función de sus comportamientos culturales y/o sociales, ciudadanos que se esfuerzan en resocializarse para parecerse lo más posibles a los modelos de prestigio social.

La cumbre de este complejo de inferioridad y de necesidad de reconocimiento lo encontramos en la asociación independentista “Súmate”, cuya esencia es la de colaborar y ayudar a reforzar la sensación de unanimidad ideológica y uniformidad política entre la población, sensación que tan buenos réditos políticos está dando a las fuerzas soberanistas, por ello en sus intervenciones se esfuerzan en negar la realidad más palpable, niegan cualquier tipo de fractura social en Cataluña y ellos son el ejemplo de ello.

Sin embargo, este falaz silogismo cae por su propio peso, porque lo que ellos representan es el éxito de la política de asimilación y la inoculación del pensamiento único, ya que, para el nacionalismo, la única manera de evitar dicha fractura es, precisamente, la homogeneización política, la asunción de sus premisas y postulados, la inoculación de un lenguaje claramente performativo, la imposición de una espiral de silencio o de asimilación.

Una última reflexión, ¿quién hay detrás de este tipo de asociaciones?, ¿quién fomenta este espectáculo en forma de “vidas ejemplares” o de metáfora catalana del “buen salvaje” (o del buen “charnego”)?, solo hay que ver la foto de quién ocupaban las primeras filas en la presentación de Súmate en Barcelona (por cierto, en la sede de CC.OO.): Muriel Casals, presidenta de Òmnium Cultural; Carme Forcadell, presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC); El catedrático y economista de cabecera del “Proceso”, Xavier Sala i Martín; Josep Maria Vila d’Abadal, presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI); y el periodista orgánico y comisario de los fastos de 1714, Miquel Calçada

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