Jordi Pujol realizaba este viernes, 25 de julio de 2014, una confesión en forma de comunicado que hizo tambalear la política catalana, y nacional: llevaba 34 años amasando una fortuna en cuentas extranjeras evadiendo el pago de impuestos al fisco español.
El cabeza de familia realizó la confesión una vez se vio acorralado, ya que la información sobre sus cuentas en Andorra había sido filtrada días antes y las inspecciones que acechan a sus hijos no tardarían mucho en destapar la existencia de esta fortuna que, según el expresidente de la Generalitat, responde a una herencia familiar.
Según publica este domingo La Vanguardia, la familia Pujol, viéndose contra la espada y la pared en las dos últimas semanas, decidió ‘regularizar’ su situación con Hacienda y realizar una declaración de bienes adjunta, en la que no han podido beneficiarse de la amnistía fiscal ni de otra norma aprobada por el Gobierno y que obligaba a declarar los bienes en el extranjero hasta abril de 2013 en mejores condiciones fiscales.
Esto ha implicado que la familia Pujol haya abonado impuestos por valor del 150% a modo de multa: ya han pagado a Hacienda dos millones de euros, por la cantidad defraudada de cuatro millones, aunque otras cantidades quedan pendientes.
Los partidos catalanes mostraron este sábado su tristeza, sorpresa e indignación por el ocultamiento realizado por Pujol, y la mayoría exigió nuevas explicaciones al expresidente de la Generalitat y su comparecencia ante la justicia.
