La gallega Adelina, a la que el 'Molt Honorable' puso piso, suelta la lengua sobre la cutrez de jefe del clan

La vidente del ex president catalán: «Jordi Pujol no irá a la cárcel porque los sinvergüenzas tienen suerte»

La mujer a la que el expresident recurrió en diversas ocasiones no se ha callado cuando la han preguntado

La vidente del ex president catalán: "Jordi Pujol no irá a la cárcel porque los sinvergüenzas tienen suerte"

El retrato y la opinión sobre su antiguo cliente son de lo más descarnado. Y cutre a más no poder

Adelina Fernández, natural de O Carballiño (Orense) y de 78 años de edad, no puede ni ver a Jordi Pujol. Y eso que durante dos años el mandatario catalán fue uno de sus clientes, aunque no precisamente el más rumboso.

Ambos se conocieron en 1997, cuando Pujol, junto con el exdirectivo de Banca Catalana Phillip McMahan, acudió a Andorra para que le ayudara a combatir un tic nervioso en la vista.

La curandera le quitó dicho problema y de ahí nació una relación que sobrepasó la de simple cliente. Porque Pujol no sólo se interesó por la vertiente mística del asunto sino porque vio la posibilidad de hacer negocio.

El president llegó a hacer que Adelina se desplazase a Barcelona para tratarle, por ejemplo, con el conjuro del huevo y limpiarle el aura.

Pero también para ubicarla en su despacha de la sede de su partido. Allí, por 150 euros al día, Adelina despachaba sus remedios a una variada clientela que incluía amigos del clan Pujol, empresarios y miembros de su partido y por cuyas visitas el president se llevaba su propia comisión de 300 euros.

Según las declaraciones que ha hecho a La Razón, Pujol llegó a embolsarse más de 10.000 euros al día a costa suya, lo que llevó a la ruptura cuando se enteró de que su cliente se embolsaba dicho dinero.

Un cliente que, por lo demás, tampoco era muy rumboso. Adelina, que cobraba la voluntad por sus curas, asegura que Pujol le daba unos 20-25 euros.

«Había obreros que me dejaban más dinero».

Y añade: «Ni pitonisa, ni médium, ni vidente; yo simplemente soy Adelina».

Así de contundente se muestra  la mujer que durante dos años ejerció como adivina del ya no «Molt Honorable» Jordi Pujol.

Esta vecina de Vilar, una pequeña localidad de O Carballiño (Orense), insiste en que Jordi Pujol la engañó:

«No irá a la cárcel porque todos los sinvergüenza tienen suerte».

 

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