Un agudo vistazo a la prensa catalana y a la que no lo es

Mano de leches a Albert Rivera y el viaje a Marte del portavoz Homs

En La Vanguardia se publicita el verano del poliamor. Llegan los tríos como "formato residencial"

Mano de leches a Albert Rivera y el viaje a Marte del portavoz Homs
Prensa, periodismo, periodistas, censura, autocensura y mentiras. PD

La revista de prensa de este 13 de mayo, día de Nuestra Señora de Fátima, Inés de Poitiers, Pedro de Regalado y Andrés Hubert, es obra de Pablo Planas. Aparece en ‘Cronica Global’ y no tiene desperdicio:

Desde que El País ha apadrinado a Albert Rivera, el joven político ya no es la gran esperanza blanca sino un charlista a quien le cae la del pulpo y la del inglés en Cartagena de Indias. La teoría riverista de la efebocracia ha caído como un pelo en la sopa.

El diario de Prisa insiste en abrazar a Ciudadanos con otra portada sobre la piel del oso. Escribe Juan José Mateo que el partido naranja exige que el azul haga primarias para pactar con ellos:

«Consciente de que su voto puede ser decisivo en la gobernabilidad de al menos siete comunidades autónomas, Ciudadanos ha elaborado una serie de condiciones para alcanzar pactos de investidura que incluyen la celebración de primarias, algo que afecta directamente al PP, pues las encuestas prevén que sea la lista más votada en la mayoría de las autonomías y es una de las últimas fuerzas políticas en España en la que sus candidatos son elegidos a dedo».

Sigue: El pacto anticorrupción, que incluye la elección por medio de primarias, “es la base” y “debe estar sí o sí”, según dice a este diario Antonio Espinosa, secretario de Acción Política de Ciudadanos. Los estatutos del PP no contemplan este tipo de elección y el partido tampoco se las ha planteado en serio.

“El debate de las primarias en el PP no existe ni se va a plantear de aquí a las generales”, señalan fuentes populares.

Otras condiciones de Ciudadanos tampoco son compartidas por el PP, como el cambio de la ley electoral para permitir listas abiertas, bajar el IRPF en el tramo autonómico o reducir los cargos de confianza. “Habrá especificidades por las problemáticas de cada lugar”, explican en Ciudadanos, que ha rechazado pactos previos al 24-M».

Así pues, C’s no sólo quiere resetear España sino que aspira a que en el PP se sometan al tormento de las primarias de los demás partidos, que suelen estar entre el pucherazo y la «bulgariadad». Se conoce que no es país para viejos España aunque la demografía diga lo contrario.

En La Razón siempre se han mostrado muy activos en la crítica de los monstruos televisivos que alumbran en las tele-negocio del grupo. Sometido Podemos, los torpedos se dirigen contra Rivera. Según «El submarino», sección confidencial, Pedro Arriola, el despreciado, acaba de rendir un último servicio a la causa del PP con la predicción de que C’s ha tocado techo, cosa que al periódico le satisface tanto que el submarinero dice que por una vez Arriola la ha clavado, lo cual no deja de ser otra predicción.

En El Mundo, Federico Jiménez Losantos comenta la última hora ciudadana:

«El mejor escribano echa un borrón, pero el último de Albert Rivera no es una mancha corriente, es que se ha echado encima el tintero. Ayer, Arcadi Espada criticaba el «adanismo» y el «regeneracionismo» de su criatura política. Y lo digo porque acabo de leer el interesantísimo libro de Antonio Robles El nacimiento de Ciudadanos y está claro que el partido en el que hoy confía tanta gente se lo sacaron de la manga Arcadi y Boadella, contra Francesc de Carreras y otros incurables nostálgicos del PSC o de la Federación Catalana del PSOE, que no querían que la Esquerra Comú, o sea, la progresía barcelonesa, los estigmatizara».

Tras comentar la propuesta de las dos personas por habitación, Jiménez Losantos recomienda reposo: «Yo creo, sinceramente, que para Rivera ha llegado el momento de pararse y meditar. Una dieta de tres días sin televisión le sentaría bien al Divino Impaciente».

Continúa la campaña en Barcelona. El intempestivo debate matinal en TV3 arrojó serias dudas sobre la capacidad de Colau y apuntó a la sociovergencia como salida del callejón. El único que utilizó el español fue Alberto Fernández, a quien Bolaño, también en La Razón, describe como «el candidato motero».

«En campaña electoral -escribe Bolaño- no se separa de su moto, prescinde del coche y de las caravanas electorales. Los asistentes a sus actos no pueden evitar poner cara de asombro cuando el candidato se quita su casco y va ufano a dar el mitin de turno».

Mas está tan celoso de todos que intenta dar la nota a traves del inefable Homs. Había que ver con qué seriedad anunciaba este martes que la Generalidad abrirá embajadas ante el Vaticano y Marruecos. Escolta y tan tranquilo. Lo mismo podía haber dicho que están preparando un cohete tripulado por Espot y Cucurull para ser los primeros en llegar a Marte y plantar la estelada en el planeta rojo.

A Homs le vamos a echar más de menos que a Mourinho, con perdón de Mourinho. En el Zoo de Sostres, Quico es un jabalí, pero otros estudiosos de la fauna política le atribuyen la condición de puercoespín, una especie de Espinete capaz de lanzar perdigones a diez metros de distancia. Aseguran que a sus ruedas de prensa hay que ir con chubasquero.

Cambio de tercio. Joaquín Luna, que torea y boxea en La Vanguardia (que viene a ser como interpretar a Chopin en el Saloon) se remite a la dureza de los jurados de televisión:

«¿Humillaciones a los concursantes de televisión?

Si yo fuera un veterano de la guerra de Vietnam, ahora escribiría: vi caer a los mejores para tomar colinas cuyo nombre usted, puto concursante, no sería capaz de pronunciar ni en diez vidas. Unos críos que en lugar de deprimirse con los chistes de Bob Hope el día de Acción de Gracias se limitaban a gritar como hombres:

–Que salgan ya las bunny girls!

De modo que maltratan a los concursantes, que los humillan…

¿Alguien ha pensado qué sería de nosotros si todos los aspirantes a famosos – no nos engañemos: les da igual hacerse famosos cocinando, berreando o perreando – fueran animados a perseverar en sus sueños? Sólo hay que pensar en Carme Forcadell y todo porque nadie le dijo, a tiempo, que Marianne sólo hay una y, aparte de otra época, era francesa».

Viene el verano del poliamor. Se afirma en La Vanguardia. Comprobado, es posible amar a dos mujeres a la vez y no estar loco. ¿Qué nos está pasando? Escribe sobre la nueva «tendencia» Albert Molins Renter.

Poliamor.

«Según Isabel Moreno, psicóloga especialista en terapia sexual y de pareja, “todos tenemos la capacidad de querer a más de una persona a la vez. Entonces, ¿ por qué no aceptar que haya quien puede a amar íntimamente a más de una persona?”.

Para Coral Herrera, doctora en Humanidades y Comunicación Audiovisual y especializada en teorías de género, “el problema son los celos y la propiedad privada. Nuestra cultura amorosa está basada en la exclusividad y en la propiedad privada del objeto amado. ‘Yo soy tuya y tú eres mío y de nadie más’. A los hombres, además, se les enseña a disfrutar mucho de su libertad, pero no a amar la libertad de los demás, razón por la cual no soportan que sus parejas sean tan libres como ellos. Es cierto que muchos hombres se acercan al poliamor para poder tener relaciones con mujeres diferentes sin tener que ocultarse, mentir o engañar a su esposa. Sin embargo, se les nota enseguida que no son poliamorosos en cuanto su compañera hace lo mismo que él, porque no lo soporta y empiezan los conflictos”».

Continúa:

«Por el contrario, Moreno opina que la gente que establece relaciones poliamorosas “no lo vive nunca desde la dificultad, sino como una forma y una oportunidad de crecimiento personal, que además cree que es la mejor aportación que el poliamor puede hacer al mundo de las relaciones monógamas”».

Por acabar con la política, el artículo de Valentí Puig en El País:

«Las crisis se suceden con efecto de cascada, desde la gestión del Estado de bienestar, las metástasis de la corrupción, el analfabetismo funcional, la gobernanza del mundo o la capacidad simbólica de la cultura. La aceleración tecnológica de los impactos sociales lleva a un estado de cosas en el que gobernar ya no es lo que era cuando los Estados tenían obligaciones muy limitadas y las soberanías no se compartían, ni la globalización había roto aguas. Aunque leer libros no era un hábito masivo, no se había llegado al extremo de considerarlo una anomalía mental, lo mismo que mantener las pautas formales que desde hacía mucho tiempo permitían que la vida cotidiana fuese estable y no líquida». (…)

«En 1976, el presidente Suárez explicaba a la sociedad española el significado de la transición democrática en sus inicios:

“Se nos pide que cambiemos las cañerías del agua, teniendo que dar agua todos los días; se nos pide que cambiemos los conductos de la luz, el tendido eléctrico, dando luz todos los días; se nos pide que cambiemos el techo, las paredes, las ventanas del edificio, pero sin que el viento, la nieve o el frío perjudiquen a los habitantes de este edificio; pero también se nos pide a todos que ni siquiera el polvo que levantan las obras de este edificio nos manche, y se nos pide también, en buena parte, que las inquietudes que causa esta construcción no produzcan tensiones”. La palabra en su más noble sentido estaba allí para explicar a los ciudadanos el símil de una España que, en medio de una crisis económica muy dura, recuperaba su soberanía democrática. Y el caso es que todo aquello se convirtió en realidad aunque ahora sea políticamente incorrecto sostenerlo».

«Gobernar ya no es lo que era», se titula el texto.

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