spoleados por la bárbara torpeza represiva de Barcelona, los del 15-M están cometiendo a su vez la torpeza de eternizarse en los campamentos
Lo cuenta Daniel Borasteros en El País, periódico que se ha partido el pecho y los titulares tratando de defender como fuera la acampada de los ‘indignados‘ del 15-M en la madrileña Puerta del Sol
Ellos siguen con sus bongos. Casi ocultos por el toldo, al fondo del campamento:
La «tribu Quechua» permanece ajena a lo que sucede en la asamblea. Qué más les da. Mientras el resto, por no hacer ruido hacen gestos con las manos que representan, por ejemplo, asentimiento, ellos siguen el ritmo percusivo -bum, bum, bum- con atención sentados en corro. No les importa el consenso. Ellos ya han tomado una decisión. No les moverá nadie. Excepto la policía cuando toque. Son los okupas del Movimiento 15-M.
Son un grupo de gente que no trabaja, no hace nada y nada le importa. Y que genera problemas de inseguridad al resto. Son cada vez más, tiene cada día más fuerza, actúan como si fueran los dueños del corral y proceden, casi todos, del movimiento de autogestión y de los centros sociales okupados.
La comisión de feminismo de los Acampados en Sol denunció en la asamblea general celebrada el pasado 2 de junio de 2011 que han sufrido «agresiones sexuales» y que, por este motivo, no seguirán pernoctando en la céntrica plaza de Madrid dentro del Movimiento 15M.
Una portavoz de dicha comisión ha explicado que esas agresiones sexuales incluyen «tocamientos, abusos e intimidaciones».
en un comunicado emitido este viernes 3 de junio de 2011, en la página web tomalaplaza.net, la Comisión de Feminismo d elos acampados quiere «dejar patente» que no han «tenido constancia de que se haya producido una violación», pero sin embargo sí habían sido «testigos de intimidaciones, tocamientos, vejaciones, insultos, desautorizaciones, abusos de poder y actitudes paternalistas«.
LA QUE LO VEÍA VENIR
No deja de ser paradójico que justo cuatro días antes de que Borasteros ‘descubriera‘ que en el campamento de Sol no todo era reluciente y postmoderno, la veterana Rosa Montero ya lo había hecho en la contraportada de El País, en una columna esplénida titulada ‘Reinvención’:
La estupidez suele generar más estupidez, lo mismo que la violencia genera más violencia. Espoleados por la bárbara torpeza represiva de Barcelona, los del 15-M están cometiendo a su vez la torpeza de eternizarse en los campamentos.
Electrizar a la sociedad, como ellos hicieron, y generar tanta esperanza y tanto apoyo, supone un capital social inmenso que deberían administrar con imaginación y mucho tiento. Quedarse plantados en Sol como cipreses solo puede traer hastío y decadencia.
El paso del tiempo es abrasador y va corroyendo el ánimo de la gente; muchos se irán (o ya se han ido) y al final se harán cargo del movimiento los grupos habituales de la sociedad alternativa, como los okupas y demás.
Que tienen su gracia, pero que no encarnan el espíritu renovador del 15-M. Antes al contrario: incluso ellos se repiten demasiado. Y es que, puestos a renovarse, creo que hay que modernizar también las rutinas de lo alternativo.
Además, esta ofuscación en la permanencia les está enajenando el apoyo popular. Si antes suscitaban simpatía, respeto e interés por sus opiniones, ahora empiezan a ser vistos como unos cantamañanas (ay, así de fugitivo es el favor del público).
Por no hablar de las tentaciones de apropiación: «Son los nuestros», escribía el otro día Julio Anguita, arrimando el ascua a Izquierda Unida (esa misma IU cuyo líder, Cayo Lara, participa en manifestaciones a favor del dictador Fidel Castro).
En fin, sería una pena desperdiciar el capital regenerador y social del 15-M. Comprendo que les entristezca dejar Sol: es muy emocionante sentirse el centro del mundo. Pero hay que irse justamente para poder seguir.
Para organizar acciones concretas (yo también saqué ayer mis 150 euros del cajero) y/o asambleas periódicas. El 15-M tiene que empezar por reinventarse a sí mismo.