Cada intento de consenso nacional se haya abortado por la vileza política, la cobardía moral, la foto en prensa y el telediario
El escritor Arturo Pérez-Reverte tiene una especie de ‘idilio‘ especial con Twitter los domingos en la tarde, pero este 6 de enero de 2013 donde sacude y de lo lindo es en su columna del XL Semanal.
Pérez-Reverte, que antes de convertirse en el novelista español de más exito y entrar en en la Academia de la Lengua, ejerció muchos años de reportero audaz, entra a saco en uno de sus temas favoritos: «La Educación».
Titula su pieza «Un asunto sospechoso» y allí, Y achaca a la «vileza política» y a la «cobardía moral» la ausencia de un pacto de Estado en la materia.
Han caído en mis manos algunos libros de texto escolares para niños de diez a trece años. Sólo fueron media docena, aclaro. Ignoro si todos tocan el mismo registro, o por una siniestra casualidad cayeron en mis manos sólo raras bazofias.
El detalle es que con ellas se forman escolares en España. No sé si muchos o demasiados, pero da igual: con los que he visto estudian miles de niños. Todo lleva mucho dibujito, mucha estampita, mucho colorín.
Como envoltorio. Y dentro, unos textos escritos con desgana, sin criterio. Superficiales y sin sentido. Hasta el punto de que su atenta lectura me deja en la tecla varias preguntas. ¿Quién los hace?, es la primera. ¿Nadie es responsable de su contenido?
Según el académico, banalidad, ideología y negocio abundan en los libros de texto con los que se forman los futuros españoles.
El escritor y académico de la Lengua no se corta al señalar a la franquista ley de Educación de 1957 como la más seria y eficaz que ha habido en España lo cual, en su opinión, no deja de ser escandaloso.
Según escribe, esa norma era la que mejor preparaba a los alumnos «en materias generales como lengua, historia, lectura, redacción, literatura o ciencias naturales».
El autor lamenta la falta de calidad de los libros de texto con los que actualmente se enseña en las escuelas españolas.
¿Quieren saber mi conclusión, con esos libros en la mano? ¿Lo que pienso al considerar que el conocimiento se renueva cada década, pero nuestros textos escolares cambian de año en año?…
Pues que a ciertos editores y a quienes eligen esos libros para sus alumnos les importa un carajo la calidad. Todo es banalidad y nada es cultura.
Para beneficio, naturalmente, de oportunistas y de golfos. De la educación se ha hecho ideología; y de la ideología, negocio.