VÍDEO / Los chicos de 'The Big Bang Theory' cantan junto al público 'Dulce gatito'

‘The Big Bang Theory’: 10 niños prodigio que sacarían los colores a Sheldon Cooper

¿Se habrán inspirado los creadores del spin-off en algunas de estas mentes maravillosas?

Cuando se emitieron los primeros capítulos de The Big Bang Theory, una de las series más aclamadas de nuestros tiempos, las críticas fueron mixtas.

La propuesta era valiente: conseguir poner en un pedestal a un grupo de nerds sin intención alguna de renunciar a su impoluta y genuina frikura no era tarea fácil.

Poco tiempo le duró a la serie su tibio recibimiento, a partir de su tercera temporada The Big Bang Theory tuvo un ascenso meteórico y coronó el podio de las audiencias en EEUU, situándose en el puesto número dos del ranking de audiencias que elabora cada año la consultora Nielsen.

Uno de los buques insignia de la serie, el personaje de Sheldon Cooper, ahora protagonizará su propia serie, El joven Sheldon, un esperadísimo spin-off que sirve como precuela de la serie original y que cuenta la infancia del excéntrico físico.

Movistar Series (Dial 11) preestrenará el próximo martes 26 de septiembre El joven Sheldon (‘Young Sheldon’), sólo un día después de EE UU.

La serie tendrá su cita semanal también en Movistar Series (Dial 11) a partir del viernes 3 de noviembre, al día siguiente de su estreno en EE. UU.

El esperado spin-off de ‘Big Bang’ cuenta la infancia de Sheldon Cooper, el personaje más querido y peculiar de la ficción original, capaz de hacerte detestarle y amarle en una misma secuencia. Obsesivo, egoísta, con enormes carencias sociales y conductuales, su falta total de humildad sobre su intelecto le lleva a afirmar sin titubear por un segundo que ganará el premio Nobel.

¿De dónde viene semejante cóctel de personalidad? Algunas cosas (no muchas) se saben de la infancia de este joven genio: creció al Este de Texas, EE.UU, bajo la estricta mirada de la iglesia y la pasión por el fútbol americano.

Como explica Sarah Palanques en ‘La Vanguardia’, tener un cociente intelectual (IQ) de 187, memoria eidética (o fotográfica) y una mente privilegiada capaz de entender matemáticas y ciencias avanzadas con tan solo 9 años no debe ser fácil en un entorno, digamos, hostil al conocimiento intelectual.

Las aportaciones a la Física de este niño prodigio son más que notables. Sí. Pero en la ficción.

Otros han sido capaces de superar límites que en su día parecían inalcanzables. Historias reales de niños y niñas cuyas capacidades y habilidades, fuera de lo normal, sacarían los colores al mismísimo Dr. Cooper.
Ingeniero civil

Kim Ung-Yong

República de Corea. 1962

Su IQ es de ¡210! lo que le ha merecido la entrada en el Libro Guinness de los Récords. Empezó a hablar a los 6 meses y con dos dominaba a la perfección japonés, coreano, alemán e inglés. Con cinco años apareció en la televisión Japonesa resolviendo ecuaciones diferenciales. Estudió física de los tres a los seis años. Con siete fume invitado por la NASA con quien empezó a colaborar activamente a los 12 años. A los 16 años decidió dejar la física y estudiar ingeniería civil. Actualmente vive en Corea, trabaja como ingeniero, pero completamente apartado de la vida pública.
Kim Ung-Yong durante una clase magistral de álgebra
Kim Ung-Yong durante una clase magistral de álgebra (LVD)

Maestro de ajedrez

Robert «Bobby» Fischer

Estados Unidos. 1943-2008

Aprendió a jugar al ajedrez con seis años pero no empezó a despuntar hasta el inicio de su adolescencia, así que estamos delante de un «adolescente prodigio». Con tan solo 15 años se convirtió en el maestro del ajedrez internacional más joven de la historia. Su IQ era de 181 y en su veintena consiguió derrotar al campeón de ajedrez ruso Boris Spassky.

Escritora y calculadora humana

Shakuntala Devi

India. 1929-2013

También conocida como la «computadora humana», desde pequeña destacó como niña prodigio siendo capaz de aprender matemáticas sin ayuda alguna. Asistió a la universidad siendo una niña y viajó por el mundo mostrando sus habilidades. Era capaz de extraer la 23ª raíz cuadrada de un número de 201 dígitos en 50 segundos y en una ocasión multiplicó dos cifras de 13 números elegidos al azar en tan solo 28 segundos. Tal acontecimiento fue registrado en el Libro Guinness de los récords (edición de 1982).

Militar y programadora informática

Grace Hopper

Estados Unidos. 1906-1992

La almirante Hopper fue una auténtica pionera en el mundo de la informática. Su talento ingenieril empezaron a la tierna edad de siete años cuando sus padres debían lidiar con su pasión por desmontar despertadores para entender su funcionamiento. Debido a sus altas capacidades intentó acceder a la universidad con tan solo 16 años. Tuvo una ascensión académica imparable que concluyó con la obtención de un brillante doctorado en matemáticas. Fue la primera programadora en utilizar el Mark I y ha pasado a la historia como la inventora del complejo lenguaje de programación COBOL.

Matemático, médico, lingüista…

William James Sidis

Estados Unidos. 1898-1944

Sidis es uno de los cerebros más fascinantes de nuestra historia reciente. De hecho, se le considera la persona con el IQ más alto jamás registrado, concretamente 254 (para comparar: Stephen Hawking tiene un IQ de 160) aunque hay cierta falta de evidencia al respecto. Con 18 meses podía leer el periódico, pasó tercero de primaria en tan solo tres días, con ocho años hablaba ocho idiomas y había escrito cuatro libros. Con 11 años entró en la Universidad de Harvard donde se graduó con 16. Sidis incluso inventó una lengua propia: vendergood. En su vida adulta intentó mantener un perfil privado (nunca le gustó la fama) y murió solo en su casa de Boston con 46 años.

Poeta

Arthur Rimbaud

Francia. 1845-1891

Desde su más tierna infancia destacó como un alumno superdotado cuyo talento por las letras era extraordinario para su edad. Con trece años ya había ganado varios premios por sus escritos y era experto en componer versos en latín. Su poema Voyelles, invocando a la sinestesia, lo coloca como uno de los fundadores del simbolismo francés y, aunque nunca tuvo mucho reconocimiento en vida, su legado literario (escrito esencialmente durante su pubertad) se considera de valor incalculable.

Matemática

Sofía Kovalevski

Rusia.1850-1891

Estudió álgebra siendo una niña y a escondidas de su padre quien despreciaba «las mujeres sabias». Aprendió sola y sin supervisión adulta alguna además de álgebra, trigonometría y cálculo diferencial. Cuando un profesor detectó su extraordinario talento convenció a su padre para que le dejara seguir estudiando. A pesar de su prematura muerte, con tan solo 41 años, se convirtió en la primera mujer de la historia en obtener un doctorado en matemáticas.

Matemática y escritora

Ada Lovelace

Reino Unido. 1815-1852

Destacó desde niña por sus increíbles habilidades científicas, especialmente en matemáticas computacionales. Con 13 años consiguió diseñar una máquina voladora y antes de llegar a la treintena creó el primer programa de ordenador (de la época, claro) de la historia. El también matemático británico Charles Babbage en una ocasión la describió como «la hechicera de los números».

Egiptólogo

Jean François Champollion

Francia. 1790-1832

Considerado padre fundador de la egiptología, este genio hablaba francés, latín, griego, árabe, hebreo, sirio, sánscrito y copto con tan solo 15 años. Con 16 presentó su primer trabajo académico y con 19 se convirtió en profesor de historia. Al cumplir los 30 años consiguió dar respuesta a aquello que los eruditos en la materia llevaban años trabajando sin éxito: descifrar la piedra Rosetta. ¡Chapeau!

Matemática, lingüista y filósofa

María Gaetana Agnesi

Italia. 1718-1799

A los cinco años hablaba a la perfección francés e italiano, y con nueve ofreció un discurso en latín (y que ella misma escribió) ante los intelectuales italianos más distinguidos de su época. Pero si esto te ha dejado a medias deberías saber que se la considera la primera mujer del mundo occidental en lograr reputación internacional (e imperecedera) en matemáticas. De entre sus múltiples contribuciones destaca Instituzione analítiche (1748), el primer libro de texto que trató el cálculo diferencial y el cálculo integral de manera conjunta.

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