Al sur de Groenlandia e Islandia, en el Atlántico Norte, la superficie del océano registra una disminución de su temperatura.

El Planeta Tierra bate récords de calor, excepto en un lugar que pone intriga a los científicos

En los primeros ocho meses de 2015, la temperatura de la Tierra fue la tercera más alta de la que se tiene constancia

El Planeta Tierra bate récords de calor, excepto en un lugar que pone intriga a los científicos
El Planeta Tierra, el calentamiento global y la vida. CG

Ya se están produciendo cambios en patrones climáticos importantes, como la Oscilación Decenal del Pacífico, 'El Niño' y la Oscilación del Atlántico Norte

El planeta sigue calentándose y marcando cifras récord de temperatura. El cambio climático avanza sin cesar.

Pero, a pesar de esas cifras, parece que lo que más alerta a los científicos es un punto de la Tierra en el cual la temperatura no solo no sube, sino que desciende. Está en el sur de Groenlandia, en el Atlántico Norte y puede ser clave para medir el desastre climático.

Estos registros se han conocido gracias al trabajo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que muestra la gran incidencia del cambio climático en todas las partes del globo de forma semejante. Excepto el famoso lugar entre Groenlandia e Islandia que ha roto todos los esquemas.

De momento, los expertos no saben cómo llamar a este fenómeno, pero apuntan a que puede estar relacionado con algo que podría ser fatal para todo el mundo, la paralización de la corriente termohalina del océano Atlántico.

Esta corriente, que puede ser que no te suene para nada, es clave para el funcionamiento del Atlántico y, por tanto, del planeta.

Gracias a esta corriente el oceano se estabiliza pues mientras el agua fría del norte se hunde al ser más densa, el agua caliente de los mares del sur ocupan su lugar en la superficie continuando el ciclo. Esto reajusta la salinización de las aguas, la temperatura y el nivel del agua en todo el océano.

Todo apunta a que su desaceleración se debe al deshielo de la zona. Esto provoca que haya más agua dulce en el mar y se aligere el agua fría del norte, lo que al final entorpece el flujo de los mares y paraliza el ciclo.

No se sabe con certeza, pero esto podría provocar un cambio en todas las corrientes, ocasionando unos daños inminentes en el ecosistema muy difíciles de prever.

Algunos científicos ya avisaron en marzo, en un artículo en la revista científica ‘Nature Climate Change’, de un aumento continuo de las temperaturas y del peligro de que esta corriente se desestabilizara.

Según estos expertos, si esta tendencia continúa podría provocar el aumento de los mares de la costa este de EEUU y, posiblemente, una diferencia en la temperatura global en el Atlántico Norte y Europa.

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