Aldecosea, que tenía previsto volar a casa desde su universidad al sur de Florida junto con su pequeño roedor, quiso asegurarse de que no tendría problemas en el viaje, de modo que llamó dos veces a la aerolínea para corroborar que podía llevar a Pebbles, su hámster. Desde allí, en ambas ocasiones le respondieron que no se preocupase, sostiene la joven.
Todo parecía correcto hasta que Aldecosea intentó embarcar en el avión. Los empleados le negaron el acceso al roedor y ella tenía que viajar por una urgencia médica, así que le dieron dos opciones: dejar al animal libre en la calle o tirarlo por el inodoro. La joven escogió la segunda, tras intentar alquilar un coche sin éxito.
«Tenía miedo. Fue horrible intentar meterla al baño», dijo Aldecosea, según «The Telegraph». «Estaba emocionado y llorando. Me senté allí durante unos 10 minutos llorando», aseguró.
Fuente: ABC/Leer más
VÍDEO DESTACADO: Un váter de doce mil dólares