Alex Lewis lo tenía todo. Era propietario de un bar y padre de familia. Pero a sus 34 años, lo que comenzó siendo síntomas de fiebre, acabó en una grave enfermedad que ha protagonizado «el mejor año de su vida».
Aunque Alex -con tan solo un 3% de posibilidades de sobrevivir- haya perdido las cuatro extremidades y los labios, no ha perdido el sentido del humor: «Parezco un personaje de ‘Los Simpsons'».
SÍNTOMAS
Durante dos semanas, el británico pensaba que tenía fiebre hasta que empezó a ver sangre en la orina y manchas grises y moradas por toda su piel. Sus órganos empezaron a fallar.
Se trataba el síndrome de shock tóxico estreptocócico producido por la bacteria estreptococo del grupo A, la llamada bacteria carnívora. Una enfermedad rara y grave.
Sin embargo, Alex ha superado una semana en cuidados intensivos a pesar de las pocas posibilidades que tenía de sobrevivir. Los expertos lamentaban que la probabilidad de fallecer era de un 97%.
LO VOLVERÍA A VIVIR
A pesar de la dura enfermedad, señala que se siente mejor que nunca y que volvería a vivir lo que ha pasado.
«Es porque ha sido, con diferencia, el mejor año.He visto cosas increíbles durante este año, cosas que no hubiera podido vivir y que no me hubiera gustado perderme.»
Ha perdido sus labios, sus brazos y sus piernas, pero nunca el sentido del humor. Lewis bromea: «Me parezco a un personaje de ‘Los Simpsons'», haciendo referencia al aparato que utiliza tras la desaparición de sus labios.
Ahora está bien -o por lo menos mejor que antes- aprendiendo a caminar de nuevo después de tres meses de tratamiento en el Hosptial Queen Mary de Londres.
Puede volver a jugar con su hijo de cuatro años y pasear con su mujer, Lucy, quien no se ha separado de él desde que le informaron -o prácticamente, le afirmaron- que se quedaría viuda.
«Es difícil entenderlo. Creo que es increíble cómo el cuerpo y la mente humana se pueden adaptar. Me siento genial cuando me levanto cada día. Me siento sano y fuerte»,
cuenta el protagonista en ‘Mirror‘.
«Ha sido un cambio en mi vida, probablemente, más positivo que negativo. Me ha hecho apreciar lo bonita que es la vida.»