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Las fobias que padecen hasta los más famosos y de las que nunca has oido palabra

Las mariposas, los payasos o las puertas giratorias son algunos de los “temores” que intentan evitar Nicole Kidman, Johnny Depp o Matthew McConaughey

Las fobias que padecen hasta los más famosos y de las que nunca has oido palabra
Mariposa. EP

Las fobias pueden afectar a todo el mundo, también a las celebrities. De hecho, muchos famosos no se cortan a la hora de hablar de los miedos que les han atormentado desde pequeños.

Por ejemplo, Brad Pitt ha reconocido en múltiples ocasiones tener una gran fobia hacia los tiburones, también conocida como selacofobia. No se le conoce ningún encontronazo con uno, pero aún así, él prefiere no tener nada que ver con ellos.

Más inofensivos son los animales que causan pavor a la actriz Nicole Kidman, pues se conoce que sufre de lepidopterofobia, o fobia a las mariposas. De hecho, en algunas entrevistas ha reconocido que de pequeña era incapaz de cruzar una puerta si había uno de estos coloridos insectos cerca y que, si bien es cierto que a día de hoy lo controla mejor, siguen causándole un gran temor.

Madonna es una mujer fuerte, con mucho carácter, que se achanta ante pocas situaciones. Pero si hay truenos de por medio la cosa cambia, ya que la cantante padece brontofobia, una fobia bastante común que le causa miedo a los rayos y las tormentas en general.

Y mucho menos común es la fobia de Mathew McConaughey, ya que padece un tipo de claustrofobia que le provoca un gran miedo hacia las puertas giratorias. Pero las de verdad, no las que están tan de moda últimamente en el panorama político español. Aquí una recopilación de otra fobias de las que seguramente nunca ha escuchado hablar.

Aerofobia o miedo a volar

El miedo a volar es una de las fobias más comunes en todo el mundo. Estrellas como la actual novia de Estados Unidos, Jennifer Aniston, así como Tony Curtis (quien supuestamente recurrió a la hipnosis para curarla), John Madden, Muhammad Ali, Cher y Johnny Cash han admitido el miedo extremo a volar. Otros famosos que tienen esta fobia incluyen al fallecido Rey del Pop, Michael Jackson y la actriz y presentadora de programas de entrevistas Whoopi Goldberg.

Acrofobia o miedo a las alturas

El diseñador de la Torre Eiffel, Gustave Eiffel, supuestamente tenía miedo a las alturas. También lo son la rockera Sheryl Crow y el actor y director Woody Allen. Si te hace sentir mejor, el Sr. Woody Allen es la celebridad que tiene la mayor cantidad de fobias, ya que también admite que le teme a los insectos, a los perros, a contraer ciertas enfermedades, a las duchas que tienen el orificio de drenaje en el medio de la tina, habitaciones pequeños y aglomeraciones.

Tafofobia o miedo a ser enterrado vivo

En la antigüedad, supuestamente muchas personas eran enterradas vivas por error cuando sus cuerpos entraban en un estado de muerte, como la rigidez derivada de ciertas enfermedades.
Dos personalidades famosas que tenían mucho miedo de ser enterradas con vida incluyen al escritor de cuentos de hadas Hans Christian Andersen y al renombrado músico Frederic Chopin.

Ailurofobia o miedo a los gatos

Se sabe que la ailurofobia ha afectado a muchas personalidades conocidas, incluidos algunos de los nombres más famosos de la historia: Julio César, Napoleón Bonaparte, Mussolini y Alejandro Magno.

Otros personajes famosos que tenían fobia a los gatos: Genghis Khan, William Shakespeare, Luis XIV, Isadora Duncan y Adolf Hitler.

Cabe destacar que los gatos también tienen miedos o fobias.

Glosofobia o miedo a hablar en público

¿Te imaginas una fobia de las celebridades relacionada con hablar en público?

Se cree que muchas personalidades famosas, incluida la cantante y actriz Barbra Streisand, la bella Marilyn Monroe y el actor Sir Lawrence Olivier dieron actuaciones increíbles en el escenario a pesar de estar aterrorizados ante la idea de hablar ante las masas.

Hidrofobia o miedo al agua

Se sabe que Michael Jordan está aterrorizado por el océano (desde que presenció la muerte de su amigo de la infancia). Asimismo, Carmen Elektra experimenta ataques de pánico al ver o pensar en estar cerca del agua ya que no puede nadar (¡me pregunto cómo filmó los episodios de Baywatch!). Christina Ricci tiene un miedo mortal de quedarse sola en una piscina porque cree que «una puerta se abriría en su suelo y se la tragaría viva». Ricci supuestamente también tiene un miedo mortal a los tiburones.

Hipofobia o miedo a los caballos

La estrella de Crepúsculo y rompecorazones Robert Pattinson tiene un miedo mortal a los caballos y teme ser aplastado por ellos. No hace falta decir que experimentó una gran dificultad al rodar la escena con caballos para su película «Agua para elefantes».

Lepidopterofobia o miedo a las mariposas

Nicole Kidman sufre de esta fobia y se cree que no pudo caminar a través de una sala del museo que alberga horribles mariposas muertas.

Miedo a las cucarachas, serpientes, reptiles, arañas y otros bichos espeluznantes

Se cree que el cantante y actor Justin Timberlake le tiene miedo a las arañas (aracnofobia), serpientes (herpetofobia) y todos los demás rastreadores espeluznantes. Scarlett Johansson también está aterrorizada por las cucarachas (blatofobia) y los pájaros (ornitofobia). Britney Spears odia a los reptiles más grandes como los dragones de Komodo o las lagartijas y el director Steven Spielberg también tiene un miedo mortal a todo tipo de insectos (entomofobia).

Nictofobia o miedo a la oscuridad

Keanu Reeves tiene miedo de quedarse solo en la oscuridad y Megan Fox tiene miedo de la oscuridad, punto.

Brontofobia o miedo a los truenos

Madonna supuestamente tiene mucho miedo a las tormentas eléctricas.

Miedo a las puertas giratorias

La estrella interestelar Matthew McConaughey teme a las puertas giratorias y las evita a toda costa. También le teme a los túneles y a conducir a través de ellos.

Papirofobia o miedo al papel

Megan Fox de Transformers odia todo lo que tenga que ver con el papel, especialmente el sonido del papel rasgándose o borrando palabras en el papel, etc. También es Mysophobe, lo que significa que odia las bacterias y los gérmenes.

Miedo a cortarse el pelo

¿Quién tiene miedo de cortarse el pelo? Aparentemente, esta extraña fobia afectó al defensor del LSD, Timothy Leary, quien comenzó a cortarse el cabello porque tenía miedo de visitar a los peluqueros.

Miedo a los muebles

Según los informes, el famoso ex marido de Angelina Jolie, Billy Bob Thornton, teme a los muebles antiguos y no puede soportar estar en una habitación con uno.

Eisoptrofobia o miedo a los espejos

La celebridad que tiene fobia a los espejos es la estrella de Baywatch, Pamela Anderson.

Miedo a las plantas de interior

Christina Ricci parece tener muchos miedos y el miedo a las plantas de interior es uno de ellos.

Como es evidente, las fobias a las celebridades son muy amplias, y una cosa está clara: incluso los ricos y los famosos no están exentos de miedos, ansiedades e inseguridades. La conclusión es que todos estamos en el mismo barco, sin importar quiénes seamos. Trate de superar su fobia y concéntrese en todas las cosas positivas que la vida tiene para ofrecer.

Kompoundofobia: miedo a los botones

¿Hay algo más inofensivo que el simple botón de una camisa? Pues quizás lo sea para la mayoría de la población, pero para los kompoundofobicos es una verdadera arma psicológica, cuya  simple visualización los deja paralizados, sin saber qué hacer exactamente.

Y es que estas personas sienten tal pavor hacia los botones que suelen buscar que todas sus prendas cierren con cremalleras, cordones o velcros e incluso a veces evitan el contacto con personas vestidas con ropajes abotonados.

Tan curiosa es esta fobia que ha inspirado a autores tan geniales como Neil Gainman, que basó en ella Los Mundos de Coraline, una novela cuya protagonista es una niña que, explorando su nueva casa, encuentra una puerta a un mundo paralelo en el que todo el mundo tiene botones en lugar de ojos.

La historia tiene adaptación al cine y las imágenes de estos personajes dan bastante miedo como normal general, así que imaginen lo que debe sentir un kompoundofóbico al verlos.

Tripofobia: fobia a los agujeros

Hace ya unos años surgió en internet una imagen viral que de vez en cuando se sigue resucitando en redes sociales con distintas versiones de un supuesto parásito que horada en la piel de sus víctimas una serie de agujeros perfectos, como si de dolorosos paneles se tratara.

Estas imágenes provocan una terrible mezcla de asco y miedo a cualquiera que las vea, pero sin duda afectan con más fuerza a los tripofóbicos, ya que son personas que sienten un miedo irracional hacia los agujeros. Esto les lleva a evitar cualquier situación o imagen en la que se generen estas formas, cuya visualización les lleva a sentir ansiedad y mucho malestar.

Como ocurre con otras fobias, se piensa que ésta puede tener una razón evolutiva, ya que muchas plantas y animales venenosos se decoran con formas circulares, por lo que en un pasado nuestros ancestros podrían haber desarrollado un miedo natural a ellas, con el fin de evitar las consecuencias del veneno.

Los que sufren esta fobia manifiestan auténtico pánico, náuseas y sudores fríos cuando ven agujeros pequeños y juntos o cosas que contienen agujeros. Por ejemplo, un panal de abejas o los agujeros de un ladrillo.

Omfalofobia: fobia a los ombligos

Ésta es una de las fobias más curiosas, ya que consiste en un miedo desmesurado hacia los ombligos. Aunque los omfalofóbicos no pueden evitar ver día a día su propio ombligo, sí que intentan no tocarlo mientras se duchan o llevarlo al descubierto y, además, sienten mucho nerviosismo si otra persona se lo toca, incluso a través de la ropa.

Aún así, como ocurre con otras fobias, puede tener distintos niveles de gravedad, ya que algunos individuos sólo experimentan esta fobia con el propio ombligo, otros lo hacen con el de los demás, y otros tienen tal nivel de pavor que no pueden pisar una playa en verano ni ver los robados de ciertas revistas del corazón en la estación estival.

Los síntomas fisiológicos que se presentan van desde la irritabilidad, las náuseas, mareos, vómitos, sensación de furia junto con ira, así como una sensación de total impotencia. Sin duda, una de las fobias más raras.

Hipopotomonstrosesquipedaliofobia: fobia a las palabras largas

El que le puso nombre a esta fobia sin duda debía ser un verdadero amante de las bromas, pues ya de por sí las personas que la sufren tiemblan de sólo escucharla, del mismo modo que las que no la padecen lo hacen al intentar pronunciarla del tirón.

Y precisamente ésa parece ser la causa de aparición de esta fobia, ya que se da en personas inseguras, que sienten mucho miedo a hacer el ridículo en situaciones como pronunciar mal ciertas palabras, algo que puede darse en cualquier caso, pero que ocurre con mayor probabilidad cuanto más larga sea. Y ya se si se trata de recitar trabalenguas, el sufrimiento se multiplica.

Hace referencia al miedo irracional a la pronunciación de palabras largas y complicadas, por lo que la persona que sufre esta fobia va a evitar mencionar este tipo de palabras. Muchas veces, esta fobia viene acompañada de timidez social y miedo a quedar en ridículo. Debido a la complejidad de la palabra que se usa para denominar esta fobia, actualmente se usan las palabras sesquipedaliofobia o largsofobia.

Leucofobia: fobia al color blanco

Hay fobias para todo, incluidos los colores, como el blanco, que causa un terrible pavor en personas afectadas por leucofobia. Se trata de una fobia con la que es complicado convivir, pues son muchísimas las cosas de color blanco con las que se topa alguien en su día a día, desde la leche hasta las paredes de la inmensa mayoría de edificios.

Xantofobia: miedo al color amarillo

Dentro de las fobias más raras, la xantofobia es miedo irracional al color amarillo. Cualquier cosa que contenga amarillo produce gran ansiedad a las personas que sufren este tipo de fobia. El sol, la pintura amarilla o la palabra amarillo, generan síntomas en el xantofóbico.

Tetrafobia: fobia al número cuatro

El número cuatro es una cifra par, cortita y bastante sonora, por lo que muchas personas la consideran su número favorito. Sin embargo, otras pocas tiemblan sólo de escucharlo, ya que padecen tetrafobia, una rara fobia que lleva a sentir un miedo irracional hacia este inofensivo número.

Puede parecer descabellado, pero todo tiene una explicación, ya que es una fobia típica de China, un país en cuyo idioma este número se pronuncia de un modo muy similar a la palabra muerte -ambas tienen un sonido similar a «si»-. Y esta asociación puede jugar muy malas pasadas.

Hexakosioihexekontahexafobia: miedo al número 666

Los que padecen hexakosioihexekontahexafobia sienten un miedo irracional hacia el número 666 y evitan las cosas relacionadas con este número, tales como un edificio en el cual el número se exhiba prominentemente, una matrícula de un vehículo o un transporte público con esa numeración. El origen de esta fobia está ligado a Satanás o al Anticristo.

Triscaidecafobia: miedo al número 13

La triscaidecafobia es el miedo irracional al número 13. Los que sufren este trastorno de ansidead evitan cualquier objeto o cosa que contenga el número 13. Por otro lado, la fobia al viernes 13 se llama Parascevedecatriafobia.

Crematofobia o Crometofobia: miedo al dinero

Aunque su nombre parezca referirse a otras muchas cosas, las personas que padecen esta fobia tienen miedo al dinero y a las riquezas en general.

No debe confundirse con el temor que algunas personas sienten hacia tocar dinero y billetes que han pasado por las manos de otros individuos; pues en este caso el miedo se dirige a los gérmenes que éstos pueden contener, por lo que estaríamos hablando de misofobia.

Lo que ocurre realmente en estos casos es que el hecho de ganar dinero les genera los cuadros de ansiedad típicos de otras fobias más conocidas, haciendo su día a día muy complicado.

Esta fobia suele darse en tiempos de crisis económicas, cuando tener un trabajo o ganar algo de dinero se hace tan complicado que finalmente cuando se acaba consiguiendo se crea una especie de miedo a lo desconocido que genera este tipo de problemas. ¿Podía traer todavía más problemas la crisis? Pues sí. ¡Podía!

Para estas personas se hace muy complicado ir a supermercado o comprar un billete de autobús. Algunos crematofóbicos tienen miedo al poder corruptor del dinero y otros pueden haber sufrido un trauma causado por el dinero. No hay que confundir el miedo que sienten algunas personas por tocar billetes o monedas que han tocado otras personas, ya que en este caso seria temor a los germenes (misofobia o germifobia).

Hagiofobia: fobia a las imágenes religiosas

Esta fobia sería la condena de un andaluz en Semana Santa, ya que consiste en un miedo injustificado y desmesurado hacia los santos, los objetos sagrados y las personas que los veneran.

No tiene nada que ver con las creencias religiosas de cada uno, pues pueden creer perfectamente en alguna deidad, pero la adorarían desde casa, nunca acudiendo a un templo.

De hecho, en algunos casos el miedo es tan grande que sienten verdadera incomodidad simplemente con el hecho de escuchar a otras personas hablar del Vaticano.

Eufobia: fobia a las buenas noticias

Sí, en serio, hay personas que tienen miedo a las buenas noticias, hasta el punto de vivir con una ansiedad continua por el temor a la llegada de cualquier buena nueva.

La sensación es similar a la de aquellos que se sienten angustiados continuamente por la posibilidad de recibir malas noticias, pero totalmente al contrario y, como en el resto de casos, se convierte en una fobia con necesidad de tratamiento cuando les limita su día a día.

Philemafobia: fobia a los besos

Las personas que tienen esta fobia sienten un intenso miedo a la posibilidad de besar o ser besados, pudiendo llegar a perder el conocimiento si se da el caso.

Eso sí, sólo ocurre con los besos en los labios, pues no tienen ningún problema con ser besados en la mejilla por familiares o amigos o en saludar con los típicos dos besos.

Está considerada como fobia sexual, junto a otras como la falofobia o la coitofobia, y supone un obstáculo bastante preocupante a la hora de establecer relaciones de pareja, por lo que suelen requerir de atención psicológica lo antes posible.

Gimnofobia: fobia a la desnudez

A menudo ésta también puede considerarse como fobia sexual, ya que las personas que la padecen sólo pueden mantener relaciones vestidos, por el temor desmesurado que sienten a la desnudez de su propio cuerpo.

Sin embargo, ésta no es la única situación cotidiana que se ve limitada por la gimnofobia, ya que también impide llevar a cabo otros actos tan típicos como ir a la playa o al médico.

No tiene por qué deberse necesariamente a ningún trauma previo,  sino simplemente a una obsesión por la comparación, que les lleva a sentir vergüenza de su propio cuerpo por temor a que sea inferior al de otras personas.

En algunos casos no sienten miedo sólo a ver su propio cuerpo desnudo, sino también a ver el de otras personas, por lo que son aún más las situaciones que tienden a eludir para evitar la ansiedad.

Coulrofobia: fobia a los payasos

La coulrofobia es la fobia o miedo irracional a los payasos, a los drags clowns y a los mimos. La película IT de Stephen King podría haber exacerbado el miedo a los payasos en el corazón y la mente de los estadounidenses. Hay algo en las caras pintadas, las capas de maquillaje y la espeluznante sonrisa artificial que asusta a la gente. Las celebridades que han reconocido el sufrimiento de la fobia a los payasos incluyen al rapero y cantante Sean (P. Diddy) Combs, la estrella de Harry Potter, Daniel Radcliffe y el rompecorazones Johnny Depp.

Estas personas pueden sentir sudores fríos, temblores, náuseas y otros síntomas asociados a la ansiedad por el simple hecho de ver un payaso, por muy inocente que sea la imagen.

Aunque cada caso es único y en muchas ocasiones esta fobia proviene de traumas generados durante la infancia, los especialistas sostienen que la televisión, el cine y la literatura tienen gran parte de culpa, por la temible imagen que da de los payasos, representados a menudo como personajes de terror, asesinos y psicópatas.

Por otro lado, algunos psicólogos consideran también que los colores vivos, las sonrisas exageradas y otros aspectos del maquillaje de los payasos pueden ser impactantes para la mente de los niños, creando traumas que perduran con el paso del tiempo.

Ombrofobia: fobia a la lluvia

El miedo a las tormentas, los rayos y los truenos suele ser bastante común y conocido, pero no lo es tanto el miedo la lluvia, que llega a convertirse en ombrofobia cuando se convierte en una verdadera obsesión. Los afectados terminan por idolatrar objetos como los chubasqueros y los paraguas o toldos, que se hacen parte esencial de su día a día.

Sofofobia: fobia a aprender cosas nuevas

Existen dos tipos de sofofobia, la puntual o la general. El primer caso se considera menos grave, ya que consiste en el miedo injustificado a aprender sobre una cosa concreta, normalmente acciones peligrosas como la magia negra.

En el segundo caso existe un miedo irracional al simple hecho de aprender cosas nuevas, por lo que estas personas se obsesionan con bloquear su mente, con el fin de no adquirir ningún tipo de conocimiento que, según ellos, pueda ser perjudicial.

Rabdofobia: fobia a ser severamente castigado o a las varitas mágicas

El de esta fobia es un caso curioso; pues, si bien suele llamarse así al miedo irracional a ser severamente castigado, también ha sido bautizado del mismo modo el temor a las varitas mágicas.

El segundo caso parece de broma, pero en realidad ambos están relacionados en cierto modo; ya que por lo general los rabdofóbicos son personas que temen continuamente que sus actos despierten la reprobación de alguien que decida castigarlos físicamente.

¿Y cuál era la forma predilecta de castigo físico de los maestros de antaño? Golpear con una vara. De ahí, al boom de las historias de magos y varitas mágicas surgido con la saga de Harry Potter sólo hay un paso, por lo que estas personas se echan a temblar simplemente al ver a una persona con una vara, ya sea un maestro de los años 50, un fan de Harry Potter o un agricultor vareando olivos.

Efebifobia: fobia a los jóvenes y los adolescentes

Aunque, como su propio nombre indica (ephebo significa adolescente en griego), en un principio se considera la efebifobia como miedo a los adolescentes, en realidad algunas encuestas más recientes señalan que los efebifóbicos también presentan este temor hacia jóvenes adultos de entre 25 y 34 años.

Esto se debe a que creen que los jóvenes son individuos rebeldes, por lo que no se fían de ellos en ámbitos como la medicina o la política.

Más allá de una simple anécdota, esta fobia es muy preocupante, ya que se considera que esta desconfianza puede tener repercusiones muy negativas en lo que respecta a la entrada de los jóvenes al mundo laboral, especialmente a nivel público, político y cultural.

De hecho, no hay más que ver las reticencias que presenta la población hacia algunos políticos jóvenes y como aún muchas personas prefieren ser atendidos por funcionarios de mayor edad que por los «recién llegados» a los que suelen dar injustamente menos credibilidad.

Socerafobia: fobia a los suegros

Uno de los momentos más importantes de la vida de una pareja con poco tiempo de relación llega cuando cada uno debe conocer a los padres del otro.

Sin duda es una situación tensa que todo el mundo teme, pero para algunas personas supone tal nivel de ansiedad que llega a considerarse una fobia.

De hecho, no se queda sólo en el día del primer contacto con los suegros, sino que perdura en el tiempo, haciendo muy complicadas las situaciones familiares en las que tienen que reencontrarse con ellos.

Sea como sea, sólo se considera como fobia en casos muy extremos y no debe considerarse una excusa para evitar visitas incómodas.

Tocofobia: fobia al embarazo no deseado

Las mujeres que padecen esta fobia temen enormemente la posibilidad de quedarse embarazadas, tanto por las consecuencias de tener un hijo como por los riesgos que supondría para su salud el embarazo y el parto.

Esto, por un lado, les impide tener relaciones sexuales plenas; ya que incluso tomando precauciones temen que éstas puedan fallar y se dé el embarazo.

Por otro lado, si finalmente se quedan embarazadas, caen en depresión, pensando en todo momento en el aborto.

Puede considerarse tocofobia primaria, si la mujer en cuestión no ha tenido nunca hijos, o secundaria, cuando sí que ha habido embarazos previos y, por alguna razón, se generó un trauma que llevó a que no quiera volver a pasar por la misa situación.

En algunos casos, estas mujeres sí que desean ser madres, pero simplemente tienen mucho miedo al embarazo. Es ahí cuando realmente existe un problema, porque si quieren tener hijos tienen que pasar por esta temida situación obligatoriamente, de modo que deberán ponerse en manos de un especialista en psicología que las ayude a superar sus miedos.

Pogonofobia: fobia a las barbas

Estas personas presentan miedo irracional a la imagen de personas con barba, por lo que jamás se la dejan crecer y sienten todo tipo de síntomas asociados a la ansiedad cuando ven a alguien barbudo.

La verdad es que con el reciente boom de la moda hipster no les ha tocado una buena época para vivir, por lo que en su caso la ayuda psicológica es muy importante, más que nada para que puedan salir a la calle sin sufrir.

Esta fobia se descubrió en 1851, y hace referencia al miedo irracional que muchas personas sienten hacia las barbas, especialmente hacia las más largas y pobladas. Pese a que las barbas no suponen peligro para la salud de las personas, los pogonofóbicos sienten miedo y nauseas cuando ven a alguien con vello facial.

Filofobia: fobia al compromiso

Sí, el miedo al compromiso tiene nombre, al menos cuando se convierte en algo irracional que impide el transcurso normal del día a día del afectado.

Se trata de la filofobia, una fobia que provoca una gran ansiedad ante la posibilidad de enamorarse o estrechar lazos con alguien. Suele deberse a experiencias traumáticas previas, como un divorcio, una relación de pareja que terminó de forma dolorosa o falta de apego durante la infancia.

Sin embargo, no debe confundirse con la excusa que utilizan ciertas personas cuando no les apetece comprometerse con una pareja concreta. Eso puede tener muchos nombres, pero nunca filofobia.

Turofobia: miedo al queso

Las personas que sufren turofobia no pueden ver ni oler un simple trozo de queso. Ya sea de mozarella, cheddar o roquefort, el queso les produce una sensación de malestar intenso. Esto es debido a una experiencia traumática sufrida con anterioridad. Sin duda, es una de las fobias más raras que se conocen.

Somnifobia: miedo a dormir

Esta fobia provoca un miedo irracional y excesivo ante el acto de dormir. Las personas que la sufren sienten pánico por pensar que mientras estarán durmiendo algo terrible les va a pasar, como por ejemplo, que dejarán de respirar y morirán. La causa puede ser también el miedo a tener pesadillas debido a haberlas sufrido de manera repetida con anterioridad.

Hilofobia: temor a los árboles

Se refiere al temor a los arbustos, los árboles y los bosques. Se suele desarrollar en niños pequeños, ya que se vincula con el temor que presentan las películas sobre los bosques encantados, en los que se pueden encontrar brujas o monstruos malvados.

Papafobia: miedo al Papa

La papafobia es el miedo o temor al Papa (al Santo Padre del Vaticano, jefe de la Iglesia Católica) o a todo lo que tiene relación con él. Algunos expertos piensan que forma parte de la fobia a lo sagrado o a los santos. En cualquier caso, basta con mantenerse alejado de la Santa Sede para no alcanzar niveles preocupantes de ansiedad.

Uranofobia: miedo al cielo

Las personas que sufren uranofobia sienten temor al cielo y a la vida después de la muerte. Puede desarrollarse en creyentes que piensan que serán juzgados al fallecer. Esta es una de las fobias más raras y complejas de tratar, puesto que no es posible hacer una terapia de habituación.

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