Los paleoantropólogos españoles María Martinón-Torres y José María Bermúdez de Castro

«El término ‘homo erectus’ debería utilizarse sólo para los fósiles encontrados en Asia»

"El término 'homo erectus' debería utilizarse sólo para los fósiles encontrados en Asia"
La evolución del hombre. EB

Un examen de los restos fósiles del ‘hombre de Pekín’ –seis dientes de ‘Homo erectus’– han constatado las diferencias entre esta especie en Asia y el ‘Homo erectus’ de Africa.

Los paleoantropólogos españoles María Martinón-Torres y José María Bermúdez de Castro, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), han participado en el estudio internacional de estos restos, hallados a mediados del siglo XX en un yacimiento de Pekín.

«Homo erectus’ debería utilizarse sólo para los fósiles encontrados en Asia», ha asegurado a Europa Press la directora del CENIEH, María Martinón-Torres.

Los dos investigadores han publicado en la revista ‘Scientific Reports’ su investigación, que ha estado liderado por Xing Song, del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología (IVPP) de Pekín.

«El hombre de Pekín’ es una de las muestras fósiles más emblemáticas y clásicas que se conocen dentro de la paleoantropología porque fue uno de los primeros restos que se encontraron cuando se buscaba aquel ancestro, el ‘missing link’ (eslabón perdido), del humano cuando empezaron los estudios sobre evolución humana», explica Martinón-Torres.

El ‘hombre de Pekín’ fue hallado a mediados del siglo XX en el yacimiento del Pleistoceno Medio de Zhoukoudian (Pekín). El material arqueológico y paleontológico (incluidos numerosos restos humanos) de este yacimiento chino, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, contemplaba más restos fósiles, pero estos desaparecieron durante la Segunda Guerra Mundial en su traslado de China a Estados Unidos. Sólo seis dientes se conservan en la actualidad, que fueron recuperados entre 1949 y 1959 y en 1966.

Hasta entonces, los estudios de esas colecciones se llevaron a cabo durante mucho tiempo con réplicas que se hicieron en su día y por medio de unos dibujos que dejó el investigador Franz Weidenreich. Ahora, la tecnología y técnicas avanzadas han permitido a los científicos poder estudiar, por primera vez, estos dientes fósiles.

Inicialmente, estos restos fueron atribuidos por el antropólogo canadiense Davison Black a la especie ‘Sinanthropus pekinensis’. Más tarde, ya en la década de 1950, fueron incluidos en la especie ‘Homo erectus’.

Sin embargo, tal y como señala Martinón-Torres, la denominación de ‘Homo erectus’ no está actualmente definida, pues actualmente se utiliza como un «cajón desastre». «Cualquier fósil que se encontraba en Asia, particularmente en China, pero también en Indonesia, que no pertenecía a un humano moderno, se metía en esta clasificación de ‘erectus», lamenta la experta.

Pero ahora, estos investigadores han descubierto diferencias en el ‘hombre de Pekín’ que permiten caracterizar y definir mejor al ‘Homo erectus’. Para el estudio, los investigadores compararon los restos con otras poblaciones de homininos desde los últimos dos y tres millones de años a la actualidad.

DIENTES COMO LOS DE LOS ORANGUTANES

«Encontramos una serie de características en la morfología de los dientes que son particulares, y nosotros creemos que son exclusivas de este grupo», explica la paleoantropóloga, que asegura que esto les ha permitido «definir al ‘Homo erectus’, por lo menos, en sus características dentales».

En concreto, los dientes analizados presentaban una dentina con una serie de arrugas muy marcadas.

«Es difícil explicar si esta morfología tiene una función, lo que sí es interesante es que son dientes muy robustos, con unas raíces muy robustas, muy masivas».

Según Martinón-Torres, esta peculiaridad hizo dudar a los revisores de las revistas científicas a los que enviaron su estudio, porque según expone, decían que esos dientes no eran humanos.

«Según estos revisores, eso no lo habían visto nunca en un humano, con lo que teníamos que descartarlo; decían que era de un orangután», comenta la científica, que bromea diciendo que «hay otras maneras de ser humanos».

Tal y como recuerda, la muestra fósil «más representativa» de lo que el mundo considera como ‘Homo erectus’ son los fósiles encontrados en el yacimiento chino de Zhoukoudian, por lo que argumenta que esta denominación debería referirse sólo a los restos encontrados en Asia.

«Homo erectus’ tendría que dejar de ser ese nombre de ‘cajón de sastre’ y utilizarse específicamente a las poblaciones de China», añade. Los restos africanos y europeos deberían atribuirse a ‘Homo ergaster’ o ‘Homo erectus africano’ para la científica.

Según concluye, el ‘Homo erectus’ de Asia es una especie bien distinta del resto desde el Pleistoceno medio.

«Probablemente, los humanos que llegaron a Asia, por deriva genética y aislamiento, desarrollaron sus propias características, se separaron de su población original y, por eso, desarrollaron esas diferencias».

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